El Líder Transformador: Atesorando y Enseñando la Palabra de Dios
El liderazgo juvenil en la iglesia es una tarea llena de desafíos, pero también de grandes oportunidades para impactar la vida de los jóvenes de manera trascendental. A menudo, los líderes enfrentan decisiones que los empujan fuera de su zona de confort, y este fue mi caso cuando me pidieron dirigir el ministerio de adolescentes. En un principio, la propuesta me desorientó, pues venía de servir a jóvenes universitarios, y parecía un paso atrás en mi trayectoria. Sin embargo, acepté el reto, y a lo largo de esta experiencia descubrí importantes lecciones que transformaron mi forma de ver el ministerio juvenil y, sobre todo, la importancia central de la Palabra de Dios en este servicio.
El desafío de un nuevo ministerio
Cuando se me planteó la idea de liderar a los adolescentes, inmediatamente sentí que me alejaba de lo que conocía. Estaba acostumbrado a trabajar con jóvenes adultos, y la dinámica de ese grupo me resultaba familiar y cómoda. Sin embargo, esta nueva oportunidad requería empezar desde cero y replantear muchas de mis estrategias. A pesar de mi resistencia inicial, la necesidad de desarrollar un ministerio relevante para adolescentes de 12 a 17 años me llevó a repensar mis prioridades y enfoques.
Mi enfoque inicial, basado en atraer a los jóvenes a través de entretenimiento, música y actividades que se asemejaran a lo que el mundo ofrecía, parecía dar frutos a corto plazo. Los adolescentes respondían con entusiasmo, las reuniones estaban llenas, y todo indicaba éxito. Pero pronto noté que el crecimiento no era sólido. Los adolescentes, aunque motivados durante los eventos, no lograban mantener su fe en los desafíos cotidianos.
La falta de fundamento en la Palabra
Con el tiempo, el agotamiento y la falta de frutos en el ministerio me llevaron a reflexionar profundamente. Me di cuenta de que había puesto el énfasis en lo incorrecto: había centrado mi enfoque en lo atractivo, pero había dejado de lado lo esencial, que es la Palabra de Dios. Como líder, yo mismo no estaba priorizando la Escritura, lo que afectaba mi ministerio. Esta dolorosa realidad me llevó a someterme a la Palabra de Dios, entendiendo que, si no es el fundamento de mi vida, tampoco lo será del ministerio.
La Palabra de Dios no solo es relevante; es esencial y suficiente para guiar a los jóvenes en su vida cristiana. Al no tener raíces firmes en la Escritura, los adolescentes sucumbían a las tentaciones del mundo. Este fue un punto de inflexión en mi ministerio, donde entendí que, sin la Biblia como prioridad, los esfuerzos por atraer a los jóvenes no tendrían impacto duradero.
Aprendiendo de Timoteo
El apóstol Pablo, en sus cartas a Timoteo, ofreció una guía invaluable para aquellos que servimos en el ministerio juvenil. Timoteo, un joven pastor, fue instruido por Pablo para hacer de la Escritura el centro de su vida y ministerio. A partir de estas enseñanzas, aprendí cuatro lecciones clave que han sido cruciales para mi servicio:
1. Guarda la Escritura como un tesoro: Pablo animó a Timoteo a aferrarse a las sanas palabras que había recibido (2 Tim. 1:13-14). Como líderes, debemos valorar la Biblia como el mayor tesoro que tenemos, ya que es la revelación de Dios y la única fuente que puede guiar a los jóvenes a la verdad.
2. Conoce la Escritura con precisión: Pablo exhorta a Timoteo a manejar con precisión la palabra de verdad (2 Tim. 2:15). La diligencia en estudiar la Biblia es esencial para un líder que desea guiar correctamente a los jóvenes. Esto implica no solo leerla, sino estudiarla con profundidad, respetando su contexto y significado.
3. Somete tu vida a la autoridad de la Escritura: La Biblia no solo debe ser el estándar en el ministerio, sino también en la vida personal del líder (2 Tim. 3:16-17). La forma en que vivimos, nuestra conducta y nuestras decisiones deben estar en plena obediencia a la Palabra de Dios, pues solo así podremos ser un ejemplo vivo para los jóvenes.
4. Enseña la Escritura con fidelidad: Pablo instó a Timoteo a predicar la Palabra en todo momento, sin comprometerla, aun cuando las personas no quisieran escucharla (2 Tim. 4:2-4). Como líderes, debemos enseñar con fidelidad, conscientes de que muchos buscarán mensajes que se ajusten a sus deseos, pero nuestra responsabilidad es mantenernos firmes en la verdad.
Conclusión
Mi experiencia en el ministerio juvenil me ha enseñado una verdad invaluable: sin la Palabra de Dios como fundamento, todo esfuerzo será en vano. A lo largo del tiempo, Dios me llevó a reorientar mi enfoque, entendiendo que, si deseamos ver un impacto duradero en la vida de los jóvenes, debemos priorizar la Biblia en todo lo que hacemos. Al seguir el ejemplo de Timoteo y las enseñanzas de Pablo, podemos ser instrumentos en las manos de Dios para formar jóvenes firmes en la fe, equipados para enfrentar los desafíos del mundo con la verdad eterna de la Palabra de Dios.
Extraído de “Líder de Jóvenes | 12 Marcas para impactar la nuevas generaciones”
Moisés Gómez sirve pastor plantador de Ekklesia Comunidad Bíblica enviado por First Irving Baptist Church of Irving en el área de Dallas, Texas. Está felizmente casado con Betsy Gómez, y tienen cuatro hijos: Josué, Samuel, Grace y David. Es graduado con una Maestría en Divinidad y está cursando sus estudios avanzados en SEBTS. Moisés disfruta el tiempo de calidad con su familia, le apasiona compartir el evangelio y le encantan los deportes, especialmente el béisbol.