• Skip to content
  • Skip to secondary menu
  • Skip to primary sidebar

Lifeway Liderazgo

Lifeway Liderazgo

  • Inicio
  • Libros
  • Biblias
  • Estudios Bíblicos
  • Articulos
  • Autores

Blog Posts

SALMO 119:24

February 2, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Kike Torres

«Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros»

Desde el versículo 71, el salmo nos muestra que parte del propósito de todo lo que Dios envía a nuestra vida y expone nuestra debilidad e incapacidad (es decir, nos humilla), es un regalo de gracia que nos enseña a poner atención a Su Palabra.

Personalmente soy testigo de esto. No creo que alguien pueda verdaderamente saborear la delicia eterna y fresca de la Palabra si no ha sido humillado, y por ende, reconoce que Dios es el Señor y nosotros dependientes, necesitados y amados por Él. ¡Eso cambia todo! Parte de esa obra nueva que Dios hace es que nos permite contemplar Su Palabra por lo que en realidad es: un deleite.

Personalmente, y quizás como tú, amo la buena comida. Creo que es uno de los regalos más hermosos de Dios y una clara evidencia de Su amor por nosotros.

Él pudo habernos creado sin papilas gustativas, de modo que todo nos supiera igual, y no hubiera deleite al comer. «Deleite» en los salmos tiene esta connotación de algo exquisito, que causa placer, algo delicioso.

Ahora, la diferencia entre la delicia de la comida, y la de la Palabra, es que la de la comida, siendo honesto, después de mucho comer, uno termina cansado de comer el mismo platillo por varios días. Pero la Palabra es una delicia que se va antojando más, y entre más consumes, más deseas, más grande se hace el Dios que ahí se nos presenta, y más nos estimula a seguir «comiendo». Considera que, desde
Deuteronomio, Dios nos recuerda que «… no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor» (Deut. 8:3).

¿Sabes cuándo es más valorado un platillo delicioso?, cuando estamos hambrientos. Por esta razón, en medio de las aflicciones, la Palabra se disfruta más. Y cuando tienes una relación con Jesús y vienen momentos complicados, y ante la posibilidad de ir a otros lados o fuentes, podemos decir como Pedro: «… ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Juan 6:68).

De modo que la Palabra es para el alma, lo que el agua fresca es para el atleta en medio de la carrera: una necesaria delicia deseada. Pero el segundo atributo de este salmo es clave y totalmente vinculado con el
primero (deleite): consejeros.

Paul Tripp dice que nadie pasa más tiempo hablando contigo, que tú. Por lo que es importante que lo que te digas, esté en sintonía con el evangelio, de otro modo, será miserable y vergonzoso darle la razón al Salmo 1 y no experimentar la dicha que promete: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los
malvados…» (v. 1).

Una persona toma en promedio 35 000 decisiones al día, 99% de ellas las toma nuestra mente de modo, digamos, automático; por ello es esencial desarrollar, estimular y perseverar en la lectura, meditación y memorización de la Palabra… más, sabiendo que es en las tormentas cuando se verá lo que hayamos construido con Dios durante la calma (Luc. 6:46-49).

Ahora, si lees esto, y la tormenta ya llegó para exponer que no has construido bien, pero aún tienes pulso, Dios te está invitando a una deliciosa relación que te aconsejará para Su gloria y tu bienestar de ahora en adelante.


Kike Torres ha servido desde 2011 como pastor líder en la iglesia Horizonte Querétaro en México ; es consejero certificado por ACBC (Association of Certified Biblical Counselors). Es fundador del Seminario de Estudios Bíblicos Aplicados al Ministerio (SEBAM), en donde sirve también como maestro y consejero.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 23

January 31, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Emanuel Elizondo

«El Señor es mi pastor, nada me falta…»

Los truenos sonaban estrepitosos. Yo tenía tan solo unos cinco años, y en aquel entonces el cuarto en donde dormía se encontraba en la parte trasera de la casa, al final de un pasillo largo. Mis padres dormían en el extremo opuesto de la casa, lo que en esa noche me parecían kilómetros de distancia.

Yo tenía miedo. Así que hice lo que cualquier niño de esa edad haría: pedí a mi mamá a gritos. En ese momento de miedo, quizás olvidé que mis padres, aunque no los podía ver, verdaderamente se preocupaban por mí y no dejarían que nada me pasara.

¿Alguna vez te has sentido así? Probablemente. Tendemos a olvidar que Dios cuida de nosotros. El Salmo 23 nos recuerda que, puesto que Dios es nuestro Pastor, podemos confiar en Él.

En este salmo, el más famoso de la Biblia, primero observamos que Dios es nuestro confortador. Él es el Pastor que suple aquello que nos falta (v. 1). Cuando necesitamos descansar, Él es capaz de proveer nuestro descanso (v. 2). Es el único que trae verdadero confort a lo más profundo de nuestro ser, y nos guía por el camino correcto (v. 4).

Varias veces mi GPS ha provocado que me pierda. Puesto que es impersonal, el GPS no sabe cuándo me está enviando por un camino peligroso (¡cosa que me ha sucedido más de una ocasión!). Pero ¿sabes algo? Con Dios no es así. Él nos guía correctamente, y conforta nuestra alma cuando más lo necesitamos.

Segundo, este salmo nos recuerda que Dios es nuestro protector. Invertimos mucho dinero en protección. Protegemos nuestros autos, nuestras casas, y compramos seguros médicos. Pero si eres creyente, sabes bien que, si bien es correcto ser prudentes y hacer lo que nos toca con respecto a estar protegidos, al final estamos en las manos de Dios. Y si es Su voluntad que pasemos por un valle de sombra, no tenemos por qué temer: «… tú estás a mi lado» (v. 4).

No hay nada que te suceda que no haya sido planeado por Dios para que crezcas en santidad y en el conocimiento del Dios altísimo. Incluso Job, después de todas sus calamidades, y de recibir consejos no muy atinados de parte de sus amigos, al final reconoció: «De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos» (Job 42:5).

Finalmente, este salmo nos enseña que Dios es nuestro proveedor. Incluso si somos tratados con injusticia, Dios provee justicia final delante de quienes nos hicieron algún mal (v. 5a). La provisión del Señor es tal que podemos decir como el salmista: «… has llenado mi copa a rebosar» (v. 5b). Por si eso fuera poco, la bendición de Dios para con Sus hijos es continua (v. 6a), tanto que se extiende a toda la eternidad, cuando moremos con Dios en la nueva tierra, donde podremos habitar con Él (v. 6b).

Pues aquella noche de truenos, después de mis gritos, apareció mi madre al final
del pasillo. Lo último que recuerdo de esa memoria es cuando corrí a sus brazos.

Si te sientes abrumado, puedes estar seguro de que Dios está al final del pasillo. Puedes correr hacia Él y te recibirá en Sus brazos. En nuestros momentos de mayor dificultad, podemos con! ar en Dios, nuestro Pastor. Somos ovejas de Su prado. Dios no se ha olvidado de ti. Estás en Sus pensamientos. Pon tu confianza en el Pastor de tu alma.


Emanuel Elizondo es editor en jefe de Biblias Holman. Enseña teología en la UCLA y predica en la iglesia Vida Nueva en Monterrey, México, donde vive con su esposa Milka. Tiene un doctorado en predicación expositiva en The Master's Seminary.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 121

January 26, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Emanuel Elizondo

«Mi ayuda proviene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra»

Todo sucedió en una fracción de segundo. Conducía el automóvil rumbo al aeropuerto para ir por un amigo, cuando el auto que me pasaba a mi izquierda perdió el control, se estrelló contra el muro de contención, y antes de que yo pudiera hacer nada, giró e impactó mi auto, a unos cuantos centímetros de mi puerta.

El auto fue pérdida total. Cuando mi auto se detuvo, y me percaté de que estaba bien y no había salido herido, inmediatamente alcé mi vista por el vidrio delantero, buscando ayuda. Allí venían varias personas, acercándose hacia mí para ver si estaba bien.

La situación en la que me encontré me recuerda un poco al Salmo 121. Este salmo era uno que los peregrinos cantaban cuando subían a Jerusalén a una de las fiestas judías. El salmista alza su mirada a las montañas preguntándose si de allí encontrará socorro (v. 1). ¿Hacia dónde miras cuando te encuentras en dificultad? Muchas veces Dios nos pone en situaciones difíciles para que reconozcamos que, si nuestra mirada no está puesta en Él, entonces está en el lugar equivocado.

El salmista responde a la pregunta inmediatamente: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra» (v. 2). El Dios que hizo la Vía Láctea, el sol y los anillos de Júpiter, el que hizo al águila que surca el cielo buscando comida, y el que hizo el pez más pequeño que nada solitario en la oscuridad, es el mismo Dios que te auxilia.

No solamente Dios nos socorre, sino que también nos guarda. Así como Dios guardaba al pueblo de Israel, guarda ahora a Su pueblo, la Iglesia. Dios no se duerme (v. 3). Ni siquiera le da sueño (v. 4). El verdadero Dios existe en sí mismo y es todopoderoso. No tiene necesidad de recargar fuerzas. No tiene necesidad de que le recuerden algo.

¡Ese es el Dios que nos guarda (v. 5)! Es como una sombra que nos dice que, aunque no podamos verlo físicamente, Él está allí. Dentro de la voluntad de Dios, no hay nada que pueda dañarnos (v. 6). Y cuando Dios, en Su eterna sabiduría, decide que lo mejor para nosotros es pasar por un momento de prueba (como han pasado incontables creyentes durante la historia de la Iglesia), Él preserva lo más preciado que tenemos: nuestra alma (v. 7).

Aquella ocasión, mientras mi auto giraba sobre su eje, antes de salirse de la carretera y estrellarse contra un muro, de mi boca salió una oración continua:
¡Cuídame, Señor! Dios tuvo a bien concederme esa petición.
Cuando las cosas se salen de tu control, confía en Aquel que puede guardar «en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre» (v. 8). Mi deseo para mi vida y la tuya es que cuando estemos en alguna dificultad, podamos decir igual que el salmista:
«Mi ayuda proviene del Señor».


Emanuel Elizondo es editor en jefe de Biblias Holman. Enseña teología en la UCLA y predica en la iglesia Vida Nueva en Monterrey, México, donde vive con su esposa Milka. Tiene un doctorado en predicación expositiva en The Master's Seminary.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 2

January 24, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Emanuel Elizondo

«… ¡Dichosos los que en él buscan refugio!»

Cuando mi hijo pequeño tuvo un resfriado, me sentí completamente impotente.
Él mismo no parecía entender lo que le sucedía a su cuerpo: el dolor, la fiebre, la tos. Todos nosotros hemos tenido algún resfriado alguna vez. Me sorprende pensar que un virus microscópico, algo que no podemos ver con nuestros propios ojos, nos debilite de tal modo que terminemos en la cama sin nada que hacer.


En estos tiempos nos hemos dado cuenta de que algo pequeño, como un virus, puede doblegar no solamente a una persona, sino a naciones enteras. Cuando sucede algo así, cuando incluso las instituciones más poderosas se ven rebasadas por algo tan pequeño, pudiera ser inevitable pensar: ¿Quién está a cargo? ¿Será que el gobierno está a cargo? Parece que no. ¿Quizás la medicina y la ciencia
son la respuesta? Tampoco. ¿Nosotros mismos? Mucho menos.

El Salmo 2 señala claramente quién es el que está a cargo: Dios. Este salmo mesiánico (es decir, que predice y apunta hacia el Mesías, Jesucristo) proclama que ninguna de las naciones poderosas puede salirse del señorío del Cristo, el Mesías de Dios (vv. 1-3).

Aunque las naciones piensen que pueden salirse del reinado y soberanía de Jesucristo, eso es absolutamente imposible. Dios está en Su trono y nada lo puede sacar de allí.


Es ese Dios, sentado en el trono, quien ha decretado a Jesucristo como Su Hijo eterno (v. 7), como el heredero del mundo, el único que puede regir a las naciones con juicio y justicia (vv. 8-9).


Así que cuando tu vida parece salirse de control, hay alguien que siempre estará en absoluto y completo control. El mismo Dios que estableció a Su Hijo Jesús como el rey del mundo, es el mismo que gobierna sobre las naciones.

Y también sobre tu situación.
Puede ser que en tiempos así tu alma se vea invadida por la duda. Estamos acostumbrados a tener las cosas bajo control. O por lo menos, eso intentamos. Y cuando repentinamente algo sucede, y esas cosas con las que hacíamos malabares con aparente destreza caen al suelo y se estrellan en pedazos, recordamos algo que deberíamos saber, pero frecuentemente olvidamos: no estamos en control. No somos los reyes de nuestro propio imperio.


Cuando Dios nos lleva hasta allí, debemos levantar nuestra mirada al cielo, al lugar en donde nuestra mirada debería siempre estar, y poner nuestra confianza en Dios.


Tú puedes con! ar en ese Dios. De hecho, el salmo termina diciendo: «… ¡Dichosos los que en él buscan refugio!» (v. 12). Así que el salmista proclama una bienaventuranza sobre aquellos que depositan su confianza en el Dios verdadero.


Quiero animarte a que, por la gracia, obedezcas a la voz de Dios que te anima:
«Confía en mí».


Emanuel Elizondo es editor en jefe de Biblias Holman. Enseña teología en la UCLA y predica en la iglesia Vida Nueva en Monterrey, México, donde vive con su esposa Milka. Tiene un doctorado en predicación expositiva en The Master's Seminary.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 4

January 19, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Nathan Diaz

«En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, SEÑOR, me haces vivir confiado»

Recuerdo que cuando era niño mi papá repetía conmigo el último versículo del Salmo 4 después de orar y antes de dormir.
En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado (v. 8).
Pero la pregunta es: ¿qué es lo que Dios hace en nuestra vida que nos hace vivir confiados y que nos deja dormir tranquilos cada noche? Todos hemos experimentado cosas que nos estresan. Cosas en las que estamos pensando todo el día y que luego nos quitan el sueño.
Para David, en este salmo, la preocupación principal era la difamación y hostilidad de sus enemigos (v. 2).
¿Cuál es la solución a las preocupaciones diarias de la vida? Este salmo nos muestra cinco cosas.

Busca al Dios justo
«Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia…» (v. 1a, RVR1960).
David sabe que Dios es la única fuente para obtener justicia en su vida. Finalmente, en Jesús, David recibió la justicia de Dios (Rom. 3:25-26).
Recuerda el pasado
«Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar…» (v. 1b, RVR1960).
David había experimentado ya la gracia de Dios y Su protección. Parte de su paz venía simplemente de recordar la fidelidad de Dios en el pasado. Dios nos invita a recordar Su fidelidad en la historia, especialmente en la encarnación, muerte y resurrección de Su Hijo.

Reconoce tu necesidad
«… apiádate de mí y escucha mi oración» (v. 1c).
David necesitaba misericordia también, tanto como sus enemigos. Él reconocía que él también era pecador.

Ama a tus enemigos
«Si se enojan, no pequen…» (v. 4a).
No sé si David tuvo oportunidad de expresarles personalmente a sus enemigos su deseo para con ellos, pero por lo menos aquí lo expresa. Él quiere que se arrepientan, y que su arrepentimiento los lleve a obras que glorifiquen a Dios. Mediten en sus corazones sobre la santidad de Dios, arrepiéntanse, y vivan para él. No sabemos si ellos se arrepintieron, pero sí sabemos que amar a sus enemigos tuvo un efecto santificador en la vida de David. A veces nuestros problemas con otros no están diseñados por Dios
para cambiarlos a ellos, sino a nosotros, Sus hijos.

Encuentra un mayor gozo
«Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría…» (v. 7a).
¿Qué importa lo que otros piensen de mí? Lo único que importa realmente es lo que Dios piensa de mí. David sabe que él es el ungido de Dios, y su gozo proviene de la realidad de ser aceptado por Él. Como descendiente de David, Jesús es el verdadero ungido de Dios, y en Él encontramos la confianza absoluta de que «… el Señor me escucha cuando lo llamo» (v. 3b).
Las posesiones y el reconocimiento de este mundo no son nuestra esperanza.
Nuestro gozo no depende de lo temporal, sino de lo eterno. Aunque muchos cuestionen la bondad de Dios por las tribulaciones presentes, David sabe que la bendición final de la gloria de Dios es suya (v. 6).
Es por eso que podemos dormir en paz hoy, aun cuando sea nuestra última noche de vida. En Jesús, podemos vivir confiados cada día.


Extraído del libro Un año en los Salmos.

« Previous Page
Next Page »

Primary Sidebar

Nos alegra que estés aquí. El propósito de este blog es proveer artículos y otros recursos útiles a los líderes de iglesia. Para cumplir nuestra misión de servir a la Iglesia, nos hemos cometido a ofrecerle un grupo de recursos a los líderes. Estos van desde libros específicos que suplen las necesidades de la iglesia, hasta Biblias de estudio y estudios bíblicos enfocados en el liderazgo; estamos aquí para proveer lo necesario para avanzar en el cumplimiento de la misión de la Iglesia.

Conoce más acerca de nosotros ►
Síguenos en FB 
Síguenos en Instagram 

RECIBE INFORMACIÓN

¿Listo para ser parte de nosotros? Ingresa tu correo electrónico y haz click en «Inscribirse». Es así de fácil.

Puedes adquirir estos recursos en tu librería cristiana favorita:
ESTADOS UNIDOS
AMÉRICA LATINA

CATEGORÍAS

LO MÁS LEÍDO

  • ¿Cómo debería la grandeza de Dios impactar nuestras vidas?
  • El llamado de Dios es nuestro propósito
  • Examínate y escucha
  • Las aves del cielo
  • Si somos infieles, Dios permanece fiel
Copyright © 2023 · Lifeway Christian Resources · All Rights Reserved
Cleantalk Pixel