Un mal entendimiento de la guerra espiritual
Gerson Morey
En nuestros días nos encontramos una y otra vez con un cristianismo que resalta las capacidades del hombre al punto de convertirlo casi en una deidad. A tal efecto, la iglesia ha malinterpretado el hecho de que el hombre fue creado “a semejanza de Dios”, y a partir de ahí ha enseñado que el hombre, en cierta medida, puede hacer lo que Dios hace. En ese sentido, una de las enseñanzas que está muy arraigada en los círculos cristianos es que los creyentes también podemos declarar y mandar con autoridad, así como Dios lo hace. Mejor dicho, que nuestras palabras tienen tanto poder como las palabras de Dios.
Dicha autoridad, dicen, incluye un poder que los creyentes tenemos para “atar al diablo y sus demonios”. La justificación bíblica para esta práctica es tomada de dos textos del Evangelio de Mateo, y en ambos casos Jesús les está enseñando a Sus discípulos algunos aspectos de la autoridad que la Iglesia tendría en su misión en la tierra.
El primer texto lo encontramos en Mateo 16, cuando Jesús les está preguntando a Sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” (Mat. 16:15). Pedro fue el único que respondió, diciendo: “Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo del Dios viviente” (v. 16). El Señor anuncia que Su Iglesia será fundada sobre esta declaración, y es en este contexto que le dice a Pedro que le dará las llaves del reino y que lo que ate y desate en la tierra será atado y desatado en el cielo.
La referencia inmediata de este texto aplicaba al apóstol Pedro y luego a los otros discípulos, quienes fueron los pioneros que “abrieron” el acceso al reino, a través de la proclamación del evangelio. Su predicación hizo posible que tanto judíos como gentiles tuvieran la oportunidad de ser parte del reino de los cielos y recibir sus bendiciones. Sin embargo, en su aplicación más amplia, esta autoridad “de atar y desatar” quedaba extendida a toda la Iglesia en su misión evangelizadora. En el cumplimiento de la Gran Comisión, la Iglesia de Jesucristo puede asegurar las bendiciones de acceso al reino o puede advertir de juicio y condenación a los hombres, según ellos respondan.
Ahora, el otro texto que nos enseña sobre esto de atar y desatar está en Mateo 18, y otra vez Jesús les está enseñando a sus discípulos. En esta oportunidad, el tema que el Señor está discutiendo es la disciplina eclesiástica. Jesús les está recordando a los discípulos la responsabilidad que la Iglesia tiene de ejercer disciplina a quien rehúsa ser corregido en vez de buscar arrepentimiento por un acto pecaminoso.
Pensar que tenemos la necesidad de “atar y desatar” al diablo es un argumento que no se ajusta al testimonio de las Escrituras en los versículos comúnmente utilizados para sostener tal idea. Lo que es más, pensar de esta manera desvía la atención de la iglesia. Los pasajes de Mateo 16 y 18 que nos hablan de atar se refieren de manera clara al evangelizar y a la disciplina en la iglesia. Los creyentes no tenemos que enfrascarnos en una “batalla campal” contra el diablo y sus demonios, ni tampoco “atarlos” en el nombre de Jesús. Por un lado, porque Satanás, ya fue atado y derrotado hace 2000 años por un Hombre más fuerte que él: Jesús de Nazaret (Mat. 12:29). Además, porque la relativa influencia que el diablo pueda tener hoy día siempre estará sujeta a los límites que Dios ha establecido en Su soberanía.
Un fragmento del libro Textos fuera de contexto (B&H Español)
Muy buen articulo que pone en su lugar la soberanía de Dios, tan pisoteada por la predicación alegórica que es característica de los predicadores Neopentecostales. Gracias por compartirlo
Excelente exposición, les felicito ha sido muy edificante para mi vida.
Muy bueno
Excelente!!!!
Totalmente muy de acuerdo.
Muy buena explicación de la palabra, pero este libro cuál es el precio?
Mejor no se pudo decir.. Amén
El diablo fue vencido por Jesús en la cruz, SI. Pero hay advertencias sobre el poder que sigue teneiendo sobre la tierra. Pricipados potestades principes de las tinieblasque siguen operando en este mundo. Por algo el consejo de revestirnos con la coraza para resistir los dardos.del enemigo.
Bueno todo depende de la interpretación y el punto de vista de cada uno pero la palabra es clara y contundente estamos en guerra contra el reino de las tinieblas espiritualmente somos soldados de Jesucristo todo argumento contrario ya nos estaríamos relajando y dejando que el enemigo gane terreno en nuestras vida espiritual .por eso somos llamados a la lucha siempre proclamado el amor de aquel que un día nos compro y lavo con su preciosa sangre
no entendí nada.para que expenden libros de guerra espiritual entonces.
Muy buena reflexion !!
No estoy del todo de acuerdo con este concepto. Pablo habla de una batalla espiritual. Además es constante. Día a día. En todo momento. Es cierto q Satanás ya fué derrotado. Pero es cierto también q aún sigue insistiendo en q los hijos de Dios abandonen el verdadero camino o bien caigan en pecado. Atar y desatar. Es muy usado en todas las iglesias y también en las oraciones privadas. Y yo. Personalmente puedo decir q sé puede… Gracias y perdón x no aceptar q es así como dicen. Dios los bendiga…
Muy acertado el artículo ya que sobretodo en las iglesias carismaticas se dan ese tipo de “doctrinas” mal infundadas o tergiversadas. Más aún cuando el pueblo de Dios es flojo para leer y escudriñar las Escrituras. Bendiciones!
Este hombre o mujer, piensa de este modo porque Nunca a conocido al Espiritu Santo ni mucho menos ha escuchado su voz. Que Dios lo Bendiga y le de Sabiduria para entender lo que Dios quiere enseñarnos atravez de las escrituras.
Bueno, pero yo he visto liberaciones de gente endemoniada donde se ata al demonio o demonios que tienen el control de esa persona y se remiten a la cruz de Cristo y la persona es libre, si bien no podemos estar buscando “diablos” y atarlos a diestra y siniestra, pero aún dentro de los mandatos y autoridad que el señor delegó a la iglesia está el echar fuera demonios Mt 10:1, Mr 6:7 y Lc 9:1; e instruyó que al hombre fuerte se ataba para poder echarlo fuera Mt 12:22-29. No debe ser el eje u objetivo de un ministerio el atar y echar fuera espíritus inmundos, pero esto sí que es necesario y de hecho por no hacerlo muchas iglesias se convierten en guarida de demonios con feligreses dispuestos pero cautivos por fuerzas que solo salen con oración, ayuno y liberación.