Tim Challies
El sexo dentro del matrimonio es perfectamente bueno en sí mismo. Aun si su significado máximo no es más profundo que el placer y la satisfacción mutua, es bueno debido a que Dios es bueno. ¡Él bien pudo haber decretado que el sexo fuera una parte íntegra del matrimonio y luego hacerlo desagradable! Pero no lo hizo. Hizo que el placer del sexo fuera casi trascendental. En su estado más óptimo, el sexo en verdad sobrepasa la mayoría de los otros placeres de la vida en su gozo, libertad y vulnerabilidad. Y, en estas cosas, el sexo une a un esposo y una esposa en una forma completamente inigualable y singular.
Cuando entiendas esto (que el sexo tiene el poder para unir a dos personas de forma única), también entenderás por qué el sexo fue diseñado para ser disfrutado solo entre un esposo y una esposa. Entenderás por qué Dios prohíbe el sexo prematrimonial (fornicación), por qué prohíbe el sexo extramatrimonial (adulterio) y por qué prohíbe el sexo egoísta (masturbación). Todas estas cosas son una burla del sexo real. Todas estas cosas abusan del buen regalo de Dios. La Biblia deja en claro que el deseo sexual legítimo, el deseo dentro del matrimonio y el deseo por el cónyuge de uno, es permisible delante de Dios. Dios le da un deseo sexual, un apetito sexual, al hombre porque quiere que él tenga sexo con su esposa.
Dios manda que los hombres (y los esposos) sean líderes. Los hombres deben tomar el papel de liderazgo, mientras que las mujeres son llamadas a seguirlos. Dios tiene la intención de que los hombres sean líderes incluso en el sexo y, por tanto, les da a los hombres un mayor deseo sexual. Así un hombre puede liderar a su esposa tomando la iniciativa, teniendo cuidado de amarla al punto de atraerla para que quiera tener sexo con él.
El esposo debe buscar guiar de tal forma que su esposa no tenga motivos para rechazarlo. Debe ser sensible a las necesidades y los deseos de ella. Debe reconocer las ocasiones en las que, por una u otra razón, ella encuentre en extremo difícil corresponderlo. No debe persuadirla para que realice actos que la incomoden o la hagan sentir violentada. Necesita ser ejemplo de liderazgo servil, incluso en el dormitorio. Debe pensar primero en ella. Como en todas las áreas de la vida, una esposa es llamada a resistirse al liderazgo de su esposo solo si él demanda algo de ella que viole su conciencia o la ley de Dios.
A través de la unión sexual, un esposo y una esposa son hechos uno, vinculados de forma gloriosa. El misterio de esta alianza solo puede compararse con la unión de Dios con Su pueblo al ser injertado en Él. En el regalo de la intimidad sexual, Dios le dio al matrimonio algo notablemente poderoso. En Su sabiduría, marcó límites estrictos para contener dicho poder. Estaba en pleno derecho de hacerlo, ya que Él es quien creó el sexo y le dio su propósito maravilloso, unificador y cautivador.
Por lo tanto, el sexo es algo bueno, maravillosamente bueno. Y los límites que Dios ha establecido también son buenos.
Un fragmento del libro Por lo demás, en esto pensad: Limpia tu mente (B&H Español)
Hola
Me ha gustado mucho el tema , me interesa saber más de el .
Gracias