Por: Albert Mohler
En reglas generales, deben evitarse los clichés. La afirmación de que los líderes son lectores es una excepción a esa regla. Cuando encuentras a un líder, has encontrado a un lector. La razón es simple: a la hora de desarrollar y mantener la inteligencia necesaria para liderar, no existe nada que reemplace a la lectura. El liderazgo requiere un constante flujo de inteligencia, ideas e información. No hay manera de adquirir los aspectos básicos del liderazgo sin leer.
Liderar con convicción exige un compromiso aún más profundo con la lectura y las disciplinas mentales de lo que establece la lectura eficaz. ¿Por qué? Porque las convicciones requieren de una actividad mental continua. Constantemente, el líder analiza, considera, define y confirma las convicciones que regirán su liderazgo.
Las convicciones son producto de la mente y el corazón. En la creencia existe un componente emocional como también uno intelectual. La tradición cristiana habla de manera potente sobre el compromiso de la creencia como una cuestión del corazón. Las convicciones cristianas se apoderan de nuestra mente y de nuestro corazón a través de la enseñanza y de la predicación de la Palabra de Dios.
Las convicciones se pulen y se enriquecen a través de la lectura; en especial, cuando se la filtra a través de la clase de análisis de la cosmovisión que los líderes cristianos deben desarrollar y desplegar. El lector esmerado no lee meramente para recibir datos. El líder aprende a invertir profundamente en la lectura como una disciplina para el pensamiento crítico.
Aprende a leer de manera crítica. La lectura no es un mero intercambio de información e ideas. Es una conversación entre el autor y el lector. Piensa en la lectura como si fuera una conversación silenciosa pero intensa. Al leer, hazle preguntas al autor y filtra el contenido del libro a través del entramado de tus convicciones. Discute con el libro y con su autor cuando sea necesario, concuerda y elabora cuando sea apropiado.
Piensa en la lectura como piensas en la comida. En otras palabras, préstale atención a tu dieta. Para el cristiano, la prioridad más alta es la lectura de la Palabra de Dios. Nuestra madurez espiritual nunca superará el conocimiento que tenemos de la Biblia, lo cual es un principio especialmente urgente para los líderes cristianos. En términos de otras lecturas, los líderes cristianos deberían leer libros cristianos serios, libros que contengan salud espiritual y pensamiento profundo.
Los líderes cristianos aprenden a leer con el discernimiento que se extrae de nuestras profundas convicciones. El constante análisis de la cosmovisión se produce como un reflejo mientras el líder desarrolla la capacidad y la habilidad del discernimiento espiritual. Pon a prueba todo lo que lees mirándolo a través de la lente de la verdad bíblica y de tus convicciones. Debes saber que tu pensamiento más fiel y productivo surgirá muchas veces mientras lees a un autor con el cual no estás de acuerdo, aun mientras aplicas el pensamiento crítico y el discernimiento. Los que desean liderar con convicción deben leer con convicción.
Obtenido del libro “Un líder de convicciones: 25 principios para un liderazgo relevante”
Foto de Devon Divine on Unsplash
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