MIS EMOCIONES

Manuel Alejandro Santos

Muchas personas creen y enseñan que las emociones son irrelevantes, que  deben ser suprimidas e incluso que son malas. En el otro extremo están los que aconsejan algo similar a: “Escucha a tu corazón”. Piensan que porque una emoción sea fuerte y recurrente, es válida en sí misma, pero eso es mentira, ya que debemos recordar que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas”. 

Las emociones están muy relacionadas con el corazón, y no debemos anularlas, ya que seríamos robots sin ellas, pero, tampoco debemos dejarnos dominar por ellas porque son pasajeras e inestables. Estas deben estar sometidas al análisis para ver si son correctas. 

En ocasiones confundimos los “sentimientos” con las “emociones” y se usan indistintamente. Según el Diccionario de la RAE un sentimiento es el “estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente”.  Y una emoción es la “alteración del ánimo intensa y pasajera, que va acompañada de cierta conmoción física. Los sentimientos son más duraderos, y las emociones son alteraciones pasajeras.

¿Cómo podemos tratar con las emociones?

1.- PROTEGER nuestro corazón. Proverbios dice “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Guardar nuestro corazón no es esconderlo, sino llenarlo de sabiduría, anteponiendo por encima de las emociones los correctos principios y actitudes a seguir para no lastimar ni salir lastimado.

2.- USA LA RAZÓN. Lo triste y peligroso es cuando nos dejamos llevar solamente por emociones y dejamos a un lado nuestro razonamiento. Esto puede traernos consecuencias graves. Las emociones son importantes, pero  siempre con reflexión. Debemos apelar a la razón emanada de los principios correctos y del consejo de personas que puedan ayudarnos a reflexionar mejor.

3.- SOMETER MIS EMOCIONES A LOS PRINCIPIOS. Una vez que reflexionemos, y percibamos que una emoción por muy fuerte que sea, nos orilla a romper reglas o principios, entonces no es correcta y tendrá consecuencias nefastas. Es en esos momentos cuando debemos someter las emociones y usar el dominio propio.

Las emociones no deben determinar nuestra identidad, esta debe estar centrada en la verdad de Dios, la cual no cambia según mis emociones. Las emociones son parte de nosotros, pero no debemos guiarnos solo por ellas, ni dejar que dominen nuestra vida. Debemos filtrarlas con la razón y llevar cautivos nuestros pensamientos y emociones a la verdad. 

MANUEL ALEJANDRO SANTOS es ingeniero de profesión y con una licenciatura en teología, egresado del seminario teológico de Miami (MINTS), se ha desempeñado como pastor de jóvenes desde hace 7 años. Se considera un comunicador de buenas noticias y un generador de contenidos que promuevan esperanza. Actualmente es el pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana VIDA, en Durango, México.