Por: Timothy Keller
El Espíritu nos asegura del amor de Dios. Primero, el Espíritu hace posible que nos acerquemos y clamemos al gran Dios como nuestro padre amoroso. Luego, se acerca a nuestro espíritu y aporta un testimonio más directo.
Bien, si nosotros no oramos juntos a Dios, no vamos a lograrlo debido a todo lo que tenemos que enfrentar. Te aseguro que yo no podré lograrlo. Tenemos que orar; simplemente no podemos descuidarnos en esto. No fuimos llamados a escoger entre una vida cristiana basada en la verdad y la doctrina, y una vida llena de poder y experiencia espirituales. Ellas van juntas.
Amar nuestro éxito más que a Dios y a nuestro prójimo endurece el corazón, nos hace menos capaces de sentir. El estremecedor desafío, junto con mi creciente convicción de que no entendía la oración, me llevó a una búsqueda. Yo quería una mejor vida personal de oración. Entonces comencé a leer mucho sobre la oración y a experimentar en ella. Cuando miré alrededor, me di cuenta de que no estaba solo.
O´Connor aprendió que la oración no es solo la exploración solitaria de tu propia subjetividad. Tú estás con Otro, y Él es único. Dios es la única persona a la cual no le puedes ocultar nada. Ante Él, llegarás inevitablemente a verte a ti mismo bajo una nueva y única perspectiva. La oración, por lo tanto, lleva a un conocimiento sobre uno mismo que es imposible lograr de otra manera.
El Espíritu nos asegura del amor de Dios. Primero, el Espíritu hace posible que nos acerquemos y clamemos al gran Dios como nuestro padre amoroso. Luego, se acerca a nuestro espíritu y aporta un testimonio más directo.
Esta experiencia del corazón del poder del evangelio puede suceder solo a través de la oración, tanto de manera pública en la asamblea de cristianos como de manera privada en la meditación.
Una frase de Murray que resuena en particular es que fuimos llamados a un misticismo inteligente. Esto se refiere a un encuentro con Dios que implica no solo los afectos del corazón, sino también las convicciones de la mente. No fuimos llamados a escoger entre una vida cristiana basada en la verdad y la doctrina, y una vida llena de poder y experiencia espirituales. Ellas van juntas.
Desde entonces, pese a los altibajos, he hallado nueva dulzura en Cristo y nueva amargura también, porque, a la luz de la oración enérgica, pude ver mi corazón con más claridad. Es decir, tuve más experiencias reposadas de amor al igual que más luchas por ver a Dios triunfar sobre el mal, tanto en mi corazón como en el mundo.
La oración es como Dios nos da muchas de las cosas inimaginables que Él tiene para nosotros. Ciertamente, la oración hace que sea seguro para Dios darnos muchas de las cosas que más deseamos. Es la manera en que conocemos a Dios, y el modo en que, a fin de cuentas, tratamos a Dios como Dios. La oración es simplemente la clave para todo lo que necesitamos hacer y ser en la vida.
Un fragmento del libro La oración
Tim Keller es un autor, teólogo y apologista. Fue el pastor fundador de Redeemer Presbyterian Church (PCA) en Manhattan, Nueva York.
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