Preguntas que todo ser humano se hace
Otto Sánchez
El libro de Génesis nos presenta esta verdad dando respuestas a una serie de preguntas que el ser humano se ha hecho a través de los siglos. Estas preguntas han sido respondidas de diversas maneras con teorías especulativas que no han podido resistir ni siquiera el paso del tiempo. Sin embargo, cuando vamos a las Escrituras, nos damos cuenta de que sus respuestas son contundentes y satisfactorias para aquel que busca sinceramente la verdad y a quien Dios guía a encontrarla.
Por eso comenzaremos por contestar la primera pregunta: ¿Quién soy? Soy creación de Dios. Es de vital importancia para el ser humano saber quién es en sí mismo. Desde tiempos muy remotos, las preguntas que ya hemos formulado han provocado la búsqueda incansable de respuestas porque los seres humanos somos buscadores empedernidos.
¡Somos buscadores de respuestas y de significado! Pero la paradoja es que aquello que buscamos también nos persigue. Los científicos, filósofos y religiosos han buscado respuestas, pero su búsqueda no termina porque siempre surgen nuevas propuestas que, según ellos, explican y justifican el origen de todo cuanto existe. Siempre habrá posibilidad de nuevas versiones, de nuevas esperanzas que se construyan al margen de lo que Dios ha revelado.
Una de las versiones más populares es la que dice que existimos como producto de una gran explosión cósmica llamada big bang; otros dicen que somos parte de un gran proceso de una cadena evolutiva; otros, que venimos de seres extraterrestres que visitaron nuestro planeta. Y así, cada quien da su respuesta de acuerdo a sus creencias, trasfondos, formación, construcción social y cultural.
Sin embargo, lejos de traer soluciones, estas versiones atormentan más la vida del ser humano por sus contradicciones y lo dejan cada vez más sediento de significado y propósito. ¡Estas versiones humanas del origen de todo requieren más fe! Como dice el autor Frank Turek, «no tengo la fe suficiente para ser un ateo».
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gén. 1:1). En esta porción de las Escrituras, Dios se revela a sí mismo como el Creador de todo lo que existe en el universo. De todo lo creado, nosotros los humanos somos la obra maestra de Dios y nos distinguimos del resto de la creación. ¿Por qué? Porque los humanos tenemos algo que no tiene el resto de lo creado y es la imagen y la semejanza de Dios:
- «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó» (Gén. 1:26-27).
Un fragmento del libro Hacia la meta (B&H Español)
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