Cómo conocer a Dios hace crecer al creyente
Emanuel Elizondo
No hay un versículo en la Biblia que mande específicamente a tener un devocional diario, entendiendo por “devocional”: un tiempo de quietud para leer la Biblia, meditarla, y orar. En parte eso se debe a que por cientos de años los creyentes no tenían acceso a una copia entera de las Escrituras, ¡mientras que hoy podemos leerla hasta en nuestros teléfonos!
Sin embargo, encontramos que la Biblia nos exhorta a leerla y meditarla constantemente. Así como se le mandó a Josué (Jos. 1:8), el salmista dice que es bienaventurada la persona que “en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Sal. 1:2).
Hay muchos beneficios de tener un tiempo a solas con Dios diariamente, entre ellos los siguientes tres:
Conocer a Dios
Uno de los propósitos más altos del cristiano es conocer a Dios personalmente, y conocerle mejor día a día. El profeta Jeremías escribió:
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jer. 9:23-24)
Ir a la Biblia diariamente nos muestra el carácter de Dios. Si quieres conocer quién es Él, debes ir a las Escrituras constantemente, ya que en ellas Dios se ha revelado perfectamente. Es verdad, nadie comprende a Dios en su totalidad, ya que las cosas secretas le pertenecen, pero aquellas que Él ha revelado son para nosotros (Dt. 29:29), para que le conozcamos mejor.
Conocer la voluntad de Dios
Dios no tiene la intención de ocultar Su voluntad de sus hijos. Todo lo contrario: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Sal. 32:8). Dios quiere que todo cristiano sepa cuál es Su voluntad, y la voluntad revelada de Dios se encuentra en la Biblia.
El salmo 40:8, escrito por el rey David, es revelador: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Este verso nos enseña una verdad importantísima. David sabía que para hacer la voluntad de Dios tenía que atesorar la ley en su corazón. De la misma manera, cuando yo atesoro la Palabra de Dios, podré entender la “buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Ro. 12:2).
No tienes que andar por la vida preguntándote lo que Dios quiere para ti. Sumérgete en las Escrituras, pide sabiduría (Stg. 1:5), pide consejo (Pr. 11:14), y actúa en base a lo que sabes de Dios y de ti mismo.
Conocer lo que pide Dios de mí
Dios ha hecho todo por nosotros. El planeó nuestra salvación desde la eternidad pasada, envío a Su Hijo Jesús a rescatarnos, y al estar en Cristo, “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Pe. 1:3).
Por lo tanto, la vida cristiana es una vida de servicio a Dios en amorosa obediencia, buscando glorificarle con la vida.
¿Qué pide Dios de ti? “Hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:8). Dios quiere que hagamos bien a todos (Gal. 6:10), que vivamos en santidad (1 Pe. 1:15-16), que seamos luz en esta tierra (Mt. 5:16). Pudiéramos resumirlo todo en los dos más grandes mandamientos: amar a Dios por encima de todo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mt. 22:37-40).
El cristiano que diariamente tiene un tiempo devocional con Dios podrá saber con exactitud el tipo de vida que Dios quiere que viva, una que sea de olor fragante para Él.
Así que tenemos la bendición de poder ir diariamente a la Biblia y conocer al Dios verdadero, saber cuál es su voluntad para nosotros, y entender cómo hemos de vivir. Si eso es verdad, pasar un tiempo diario leyendo la Biblia es la mejor inversión de tiempo en nuestro día entero.
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