Por : Steven J.Lawson
Y el que no carga su cruz y me sigue… (Luc. 14:27)
Seguir a Jesucristo es la mayor aventura que podrías emprender. Buscarlo cumple tu mayor propósito, que es magnificar Su gloria. Confiar en Él satisface tu mayor necesidad, que es el perdón de los pecados. Amar a Cristo te da el mayor placer, la suprema alegría de conocerlo.
Ser enseñado por Cristo te da la mayor sabiduría, la verdad divina que solo Él posee. Permanecer en Él imparte el mayor poder, Su gracia que es suficiente para la vida diaria. Caminar con Él te proporciona la mayor comunión, el puro placer de estar en comunión con Él.Y viajar por este camino lleva al mayor destino más allá de esta vida: a Su presencia inmediata en el cielo.
No hay ningún viaje que pueda compararse con este. Seguir a Cristo te llevará desde donde estás hasta donde necesitas estar. Te conducirá a través de todas las experiencias de la vida, desde tus mejores momentos hasta tus noches más oscuras, con Jesús a tu lado. Al seguir Sus pasos, descubrirás la vida abundante que Él vino a dar.Y, en última instancia, te llevará a casa, al cielo, al mismísimo trono de Dios. Ninguna búsqueda en la vida puede compararse con este viaje de seguir a Jesús.
Un viaje espiritual
Cuando Jesús te llama a seguirlo, está comparando la vida cristiana con el camino que debes recorrer. Él te invita personalmente a embarcarte en este viaje espiritual. Con este llamado no te está invitando a solo un paseo físico con Él. No te está instando a que pongas un pie delante del otro y, literalmente, te mantengas al paso con Él. Lo que requiere es mucho más profundo que solo recorrer un camino polvoriento con Él. En cambio, está hablando en términos espirituales.Te está invitando a seguirlo en tu corazón.Te está llamando a dar pasos de fe y a seguir Su dirección para tu vida.
Este viaje espiritual determina cómo vives tu vida diaria.Afecta la dirección que tomas en la vida. Jesús se refiere al camino que tomas en este mundo. Esta travesía comprende tus motivaciones, deseos, pensamientos, elecciones y acciones. Jesús se refiere a lo que te impulsa y te dirige.
Cuando el Maestro llama
Nos enfocaremos en un encuentro particular que Jesús tuvo con una gran multitud que lo acompañaba. En su mayor parte, daban toda la impresión de ser Sus discípulos. Caminaban con Él y estaban atentos a Sus palabras. Estaban muy cerca de Él. Pero la realidad era que la mayoría de ellos solo sentía curiosidad por Jesús y permanecía en gran medida sin compromiso y sin convertirse.
Seguir a Jesús se había convertido en algo popular, y Él lo sabía. Con una genuina preocupación por ellos, Cristo se detuvo y se dio la vuelta para dirigirse a ellos. Sus palabras fueron contundentes, ya que no hizo más fácil, sino más difícil, seguirlo. Jesús pidió un compromiso total de sus vidas con Él cuando dijo:
Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: «Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir».
O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.
La sal es buena, pero, si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor? No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera. (Luc. 14:26‐35).
No es un mensaje agradable
Estas provocadoras palabras fueron pronunciadas casi al final de los tres años de ministerio de Jesús, durante Su último viaje a Jerusalén. En solo unos meses sería crucificado en una cruz romana en esta misma ciudad, que era la sede del establecimiento religioso en Israel. Jesús sabía que le quedaba poco tiempo en esta tierra. Este no era un momento para medir las palabras. Tampoco era el momento de endulzar el mensaje. Jesús no estaba aquí para suavizar Su mensaje ante la multitud. Los problemas eran demasiado grandes, y el tiempo era demasiado corto.
En ese momento crítico, Jesús pronunció palabras directas y exigentes. Sin duda fueron difíciles de escuchar para Sus seguidores. Pero estas palabras eran necesarias y apropiadas para el momento. El peso eterno del asunto tratado exigía Su tono enérgico.
El impacto de estas palabras estaba destinado a despertar a los espiritualmente muertos entre ellos. Jesús tuvo que hablar como lo hizo para captar a los que estaban aletargados. Los llamó a seguirlo en un nuevo viaje que un día los llevaría al trono de Dios. Lo que Jesús dijo a Sus oyentes, ahora te lo dice a ti.
¿Dónde comienza el viaje?
Este viaje de fe comienza en el momento en que llegas a la fe en Jesucristo. Convertirse en un seguidor de Jesús comienza cuando dedicas tu vida a Él. Esta nueva relación no comienza cuando te unes a personas religiosas.Tampoco cuando tratas de convertirte en una buena persona. Comienza cuando le confías tu vida a Jesucristo.
Comenzar este viaje no te cuesta nada. No hay ninguna cantidad de buenas obras que puedas realizar que te haga ganar un lugar en este camino estrecho. No hay ningún peaje que tengas que pagar para entrar en él. No hay ninguna norma moral que debas cumplir. No hay una escalera espiritual que debas subir. No hay rituales que debas realizar. No hay ceremonias a las que debas asistir. No hay absolutamente nada que puedas hacer para merecer comenzar este viaje con Cristo.
Solo puedes entrar en esta relación espiritual por la fe. La Biblia enseña: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» (Ef. 2:8‐9). Esto no puede ser más claro. La entrada en este camino no se puede ganar con tus buenas obras. Al contrario, se entra por la fe en Él.
El viaje continúa
Este compromiso con Jesucristo es el comienzo de una vida completamente nueva. Anteriormente, tú habías estado caminando de acuerdo con el curso de este mundo. Seguías la dirección del mundo. Buscabas hacer tu propia voluntad. Hacías lo que querías, como querías, cuando querías, con quien querías. Viajabas por el camino ancho que se acomodaba a cualquier forma de vida. Pero cuando vienes a Cristo por la fe, comienza este nuevo viaje que te lleva en una dirección totalmente nueva.
Seguir a Jesús significa que ya no seguimos nuestro propio camino.Ya no seguimos la corriente de la multitud. Comenzamos a recorrer un nuevo camino que va en una nueva dirección. Caminamos como Jesús caminó y lo imitamos. Comenzamos a obedecer la Palabra de Dios como lo hizo Jesús mientras estuvo aquí en la tierra. Debemos amar a la gente como Él amó, incluso a los que son más difíciles de amar. Debemos actuar como Él actuó y reaccionar como Él reaccionó en cada situación. Debemos afrontar los muchos retos de la vida como Él lo hizo, con una confianza suprema en Dios.
Lo que este viaje proporciona
Seguir a Jesús en este viaje te lleva a la mejor vida que puedas vivir. Cuando le entregas tu vida, recibes el perdón inmediato de tus pecados. Los castigos por tus transgresiones son completamente eliminados.Todos los cargos presentados contra ti son cancelados. Eres revestido con la perfecta justicia de Cristo. Se te otorga plena aceptación con el santo Dios en el cielo. Eres liberado de la esclavitud al pecado. Cristo viene a vivir en ti, para nunca dejarte.
Seguir a Cristo te llevará directamente a la voluntad de Dios. El camino que Dios ha elegido conduce a la vida abundante que solo Jesús puede dar. Seguir a Jesús te lleva a la plenitud de las bendiciones de Dios. Cuando caminas con Él, te promete una profunda satisfacción y verdadera felicidad (Mat. 5:3‐12). Jesús envía el Espíritu Santo, que da la fuerza para caminar con Él (Juan 14:16‐17). El Espíritu es «otro ayudante» que te aconsejará y guiará en el camino elegido. El Espíritu te consolará cuando estés desanimado. Te exhortará cuando seas complaciente.Y te convencerá cuando te desvíes.
Además, Jesús te da Su paz, diferente a todo lo que este mundo puede dar (Juan 14:27). Esta paz es Su serena calma en medio de tus muchas dificultades. Jesús da el verdadero gozo (Juan 15:11). Él te permite vivir triunfalmente ante muchos desafíos. Él te da Su compañerismo mientras caminas con Él diariamente. Te proporciona Su dirección a través del confuso laberinto de este mundo. Provee para todas tus necesidades de acuerdo con Sus riquezas en gloria, y hace que todo funcione para tu bien.
Lo que cuesta el viaje
Sin embargo, seguir a Jesús es un viaje de por vida que tiene un alto precio. Esta no es una relación que se debe entablar a la ligera. Esta decisión requiere el compromiso de toda tu vida con Él.Venir a Cristo exige la máxima prioridad sobre cualquier otro aspecto de tu vida. Requiere la sumisión de tu voluntad a Su señorío. Este camino requiere tu sacrificio e incluso tu disposición a sufrir por Él.
Para ser claro, Jesús no te seguirá a ti… tú eres llamado a seguirlo a Él.
Seguir a Cristo te costará mucho.Te costará tu antigua forma de vida y renunciar a tus pecados del pasado.Te costará una vida de tranquilidad y de vivir para este mundo. Te costará viejos hábitos y viejas asociaciones. Te costará seguir tus planes para tu vida.Te costará tiempo y dinero.Te costará sufrimiento por estar identificado con Él.Te costará oposición y persecución del mundo. Incluso puede costarte la vida. Pero al final, ganarás mucho más de lo que perderás.
A dónde lleva el viaje
Este viaje, sin embargo, conduce a las glorias del cielo, donde Cristo mismo está sentado a la derecha de Dios Padre. Seguir a Jesús nos conducirá a Su presencia inmediata en el mundo venidero. Nos lleva a un nuevo hogar en el cielo donde Él es adorado por todos los creyentes que han puesto su fe en Él. Este viaje nos llevará a donde un número incalculable de ángeles lo están alabando.
Ningún otro viaje nos lleva a un destino tan glorioso. Este camino nos conduce a un lugar mucho mejor que este mundo. Nos lleva a las alturas del cielo, a la presencia de Dios.
¿Dónde estás?
Permíteme preguntarte: ¿dónde estás en este viaje espiritual con Jesucristo? ¿Has comenzado ya este viaje? ¿Eres un genuino seguidor de Jesús? ¿Estás en este camino con Él? ¿Le has confiado tu vida? ¿O simplemente tienes curiosidad?
Si no eres un seguidor de Jesús, el mensaje que Él entregó es especialmente para ti. En esta disertación se explica cómo iniciar este viaje de fe. Aquí se explica cómo dar el primer paso para caminar con Él. Estas palabras de Jesús revelan el punto de entrada a una relación personal con Él.
Lo que Jesús dijo hace tanto tiempo es el mensaje más importante que jamás escucharás. Esta verdad requiere algo de ti. Estas palabras pronunciadas por Jesús no pretenden ser meramente interesantes. Están destinadas a capturar tu vida y asegurar tu alma.Tienen la intención de alistarte para que te conviertas en un verdadero seguidor de Cristo.
Lo que Jesús dice en estas palabras desafiará la fe de todo auténtico discípulo. Este mensaje debería profundizar tu decisión de seguir a Cristo. Si eres creyente, debes reafirmar tu compromiso fundamental con Él. Aquí hay elementos necesarios para tu verdadera espiritualidad y crecimiento en la semejanza de Cristo.
Esto es para ti
No importa en qué etapa de la vida te encuentres, estas palabras de Jesús están dirigidas a ti. Sus palabras son tan relevantes hoy como cuando las pronunció por primera vez.Vale la pena que prestes toda tu atención a cada una de las declaraciones que Jesús hizo a esta multitud. Estas son palabras vivificantes de Aquel que es el camino, la verdad y la vida: Jesucristo nuestro Señor.
Steven J.Lawson Se desempeña como presidente y fundador de OnePassion Ministries, y ha dedicado su vida a ayudar a los expositores bíblicos a lograr una nueva reforma en la iglesia. Además, el Dr. Lawson alberga el Instituto de Predicación Expositiva en ciudades de todo el mundo. El Dr. Lawson también es miembro docente de Ligonier Ministries, donde es miembro de su junta.
Extraído del libro Te costará todo.
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