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Cristo

Examínate y escucha

March 9, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por Martín Manchego

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

El orgullo es la raíz de todo pecado. Es este orgullo el que nos hace pensar que todo lo que hacemos, aun como cristianos, es hecho con las mejores intenciones, convicciones y motivaciones. Es ese orgullo el que nos hace reaccionar rápidamente para defendernos cuando se nos señala algún defecto, exabrupto o pecado. El salmista había entendido esto y por eso se pregunta ¿Quién podrá entender sus propios errores? Y pide a Dios, Líbrame de los que me son ocultos. El Señor nos ha provisto dos herramientas, una interna y otra externa, que son muy útiles para entender nuestros propios errores y librarnos de los que nos son ocultos. La primera herramienta es la examinación y la segunda el escuchar.

Decir que somos cristianos es admitir que necesitamos un salvador ya que somos pecadores perdidos y empedernidos. Habiendo reconocido esto, haremos bien en examinarnos constantemente con el propósito de purificarnos y alejarnos del pecado, mas no con el propósito de condenarnos. Cuando nos examinamos internamente a nosotros mismos, lo debemos hacer a la luz del perdón que recibimos de Cristo y entendiendo que el Espíritu Santo que nos capacita para ser íntegros habita en nosotros y no nos va a abandonar. Cuando nos examinamos debemos preguntarnos primero cómo está nuestra fe. ¿Mi vida de oración, devoción en la palabra y asistencia a los servicios reflejan amor por Dios o dejadez? ¿Mi vida da testimonio de confianza en un Dios soberano o estoy sumergido en la ansiedad? Segundo, debemos examinar nuestro obrar. ¿Estoy permitiéndome hacer algo que no es honroso a Dios? ¿Estoy acercándome a lo prohibido y alejándome de lo piadoso? ¿Estoy compartiendo mi fe con mi prójimo o estoy siendo negligente en la labor de hacer discípulos? Y por último examina tus anhelos. ¿He dejado mi primer amor? ¿Mis deseos se han centrado en lo material y no en lo espiritual? ¿Estoy sintiéndome más atraído a lo que este mundo ofrece o sigo perseverando en mi deseo de dar gloria a Dios con mi vida? Estas preguntas te ayudarán a examinarte saludablemente.

La segunda herramienta, la externa, es el escuchar. Si nos negamos a examinarnos, rápidamente nos deslizaremos y permitiremos que el pecado se anide en nuestras vidas. Por su gracia, Dios no nos deja así. El Señor sabe que examinarnos a nosotros mismos no es una de nuestras actividades favoritas. Por eso en el momento que nos salvó nos hizo parte de su familia y nos rodeó de gente que le ama. En esta familia llamada Iglesia, todos somos mandados a exhortarnos unos a otros. Escuchar atentamente y en silencio las exhortaciones de tus hermanos te ayudará a entender tus errores. Procura no reaccionar negativamente y no buscar defenderte inmediatamente. Toma tu tiempo, escucha y acepta la corrección.

Si no te examinas y mucho menos escuchas la corrección de tus hermanos con un corazón humilde entonces las soberbia se enseñoreará de ti y te guiará por el camino de la rebelión. Pero si te examinas y prestas atención a las exhortaciones de tus hermanos y las recibes con humildad entonces conocerás tus errores y estarás en camino de integridad y lejos de la rebelión.


Martín Manchego es pastor asociado y sirve en el ministerio de alabanza y enseñanza en español en la iglesia Metro Bible Church en Southlake, Texas. Es graduado de Teología y humanidades en Texas Baptist College. Además es compositor del album “Perfecto Salvador” y dirige un canal propio en YouTube en el cual comparte devocionales, entrevistas, canciones, poemas y reseñas de libros. Está casado con Denisse. Puedes encontrarlo en YouTube e Instagram.

¿Dónde podemos acudir en busca de buenos consejos?

March 7, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por Martín Manchego

“Escucha a tu corazón y síguelo”.

“Solo hazlo”.

“No me arrepiento de nada”.

En nuestra era del “yo”, no es raro escuchar frases como estas. Como cristianos, quizá nos resulte demasiado obvio que no son expresiones llenas de sabiduría. Posiblemente piensas, “¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede alguien decir semejante cosa?”. Vale la pena detenerse un momento y preguntarse, ¿es nuestra forma de vivir muy diferente a la de los que viven “siguiendo su corazón”?

“El camino del necio es recto a sus propios ojos…”, Proverbios 12:15a.

Nuestra vida está llena de decisiones por tomar. Nos encontramos con asuntos trascendentales, como qué profesión elegiremos, si aceptaremos una oferta de empleo que demandará más tiempo, o si esa persona es la adecuada para ser nuestro cónyuge. También nos enfrentamos diariamente con pequeñas elecciones, como qué prenda vestirás, qué compartirás en tus redes sociales, a qué hora te iras a dormir, o qué amigos frecuentarás.

Sé honesto. ¿Has tomado algunas de estas decisiones buscando consejo, o preferiste andar según lo que a ti te parece bien? Cuando hiciste lo segundo, ¿viste las consecuencias de caminar en tu propia sabiduría? Caminar por la vida sin consejo es andar neciamente, sin guía y sin luz. Pero hay esperanza.

“… más el que escucha el consejo es sabio”, Proverbios 12:15b.

Dios no está intentando esconder su voluntad a sus hijos. Por el contrario, Él nos ha provisto fuentes de consejo a través de las cuales podemos conocer su voluntad y dejar el camino de la necedad.

1. La Palabra

Nuestra primera fuente de consejo sabio —y la única infalible— es la Palabra, la cual es “útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim 3:17).

2. Tus pastores

Dios ha llamado a pastores capacitados y aptos para enseñar con el propósito de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo. Si no estás hablando con tu pastor regularmente, estás dejando de lado uno de los principales medios por los cuales Dios quiere aconsejarte. Recuerda que ellos velan por tu alma y rendirán cuentas a Dios por el cuidado que tengan de ti (2 Tim. 2:24, Ef. 4:11-12, Heb. 13:17).

3. Tus padres

Sean o no sean creyentes, Dios te ha mandado a sujetarte a tus padres, obviamente en todo lo que honre a Dios. Puedes estar seguro que aunque muchas personas te amen quizá no hay nadie que te ame más que ellos, así que presta atención a lo que te dicen y obedece su consejo en el Señor (Ef 6:1).

4. Tus hermanos mayores

Los hermanos mayores en la iglesia, por su experiencia en los caminos del Señor, nos pueden señalar la Palabra y ayudarnos a entender mejor cuál debe ser nuestro proceder. Una de las tragedias más grandes de nuestra generación es que muchos jóvenes no tienen el mínimo interés por pedir consejo humildemente a los mayores, creyendo ser más sabios que ellos (Pr 22:15, 16:31).

Sé que vivimos en un mundo caído y que muchos de los hombres y mujeres mayores también muestran desinterés en los jóvenes, ya que piensan que son tercos y rebeldes. Si eres tú un hermano mayor en la iglesia, por favor no te alejes de los jóvenes; nosotros necesitamos saber lo que Dios te ha enseñado en su Palabra. Si eres joven, acércate a los ancianos que aman al Señor, te aseguro que no te arrepentirás (Pr 23:13).

5. Los maestros

Dios nos ha provisto de maestros que han sido y siguen siendo una bendición para la Iglesia universal. Muchos de los mejores consejeros que he tenido en mi vida están en mi biblioteca; nunca estreché sus manos pero me han ayudado tremendamente a conocer a mi Señor y a aprender a tomar decisiones que le honren (Ef 4:11-12, 2 Tim 4:13).

Nunca olvides la oración

Por último, no debes olvidar que todo consejo debe ir acompañado de oración, pidiendo a Dios que te muestre su voluntad y alinee tu corazón a sus propósitos. Echa mano de todas estas ayudas que el Señor ha puesto a tu disposición. Lee su Palabra inerrante, la cual es lumbrera a nuestro camino; encuéntrate ahí mismo con el Señor Jesucristo, quien es nuestro admirable consejero. También lee a los maestros antiguos y exponte al cuidado de tus pastores, tus padres, y los mayores en la iglesia.

“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria”, Proverbios 11:14.


Martín Manchego es pastor asociado y sirve en el ministerio de alabanza y enseñanza en español en la iglesia Metro Bible Church en Southlake, Texas. Es graduado de Teología y humanidades en Texas Baptist College. Además es compositor del album “Perfecto Salvador” y dirige un canal propio en YouTube en el cual comparte devocionales, entrevistas, canciones, poemas y reseñas de libros. Está casado con Denisse. Puedes encontrarlo en YouTube e Instagram.

Foto de Aarón Blanco Tejedor en Unsplash

Sus caminos no son nuestros caminos

March 10, 2022 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por Dane Ortlund

… mis pensamientos no son vuestros pensamientos… isaías 55:8

El mensaje de este libro es que tendemos a proyectar nuestras expectativas naturales sobre quién es Dios en lugar de buscar que la Biblia nos sorprenda con lo que Dios mismo nos enseña. Quizás en ninguna parte de la Biblia se aclara más este punto que en Isaías 55. Sobre este pasaje, Juan Calvino declaró: «No existe nada que perturbe más nuestra conciencia que cuando pensamos que Dios es como nosotros».

Cuando la vida da un giro difícil e inesperado, los cristianos a menudo les recuerdan a los demás, encogiéndose de hombros: «Sus caminos no son nuestros caminos», tratando de transmitir los misterios de la providencia divina mediante los cuales Él organiza los eventos de manera que nos sorprenden. La misteriosa profundidad de la divina providencia es, por supuesto, una preciosa verdad bíblica. Pero el pasaje en el que encontramos la idea de «sus caminos no son nuestros caminos» proviene de Isaías 55. Y en su contexto, significa algo muy diferente. No es una declaración de la fascinación de la misteriosa providencia de Dios, sino de la fascinación del corazón compasivo de Dios. Observa el pasaje completo:

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isa. 55:6-9)

La primera parte de este pasaje nos dice qué hacer. La segunda parte nos dice por qué. La transición llega hacia el final del versículo 7 (que concluye: «será amplio en perdonar»). Pero considera el razonamiento de este pasaje.

Dios nos llama a buscarlo, e invita incluso a los malvados a regresar al Señor. ¿Qué pasará cuando hagamos esto? Dios tendrá misericordia de nosotros (v. 7). El paralelismo de la poesía hebrea nos da otra forma de decir que Dios ejercerá compasión hacia nosotros: «Será amplio en perdonar» (v. 7). Esto es un gran consuelo para nosotros, ya que nos encontramos una y otra vez alejándonos del Padre, buscando la calma del alma en cualquier lugar excepto en Su abrazo e instrucción. Si regresamos a Dios arrepentidos, sin importar cuán avergonzados y disgustados estemos con nosotros mismos, no perdonará parcialmente, sino que será amplio en perdonar. No solo nos acepta. Nos toma en Sus brazos otra vez.

Pero considera lo que hace el texto. Los versículos 8 y 9 nos conducen aún más profundo en esta compasión y abundante perdón. El versículo 7 nos ha dicho lo que Dios hace; los versículos 8 y 9 nos dicen quién es. O para decirlo de otra manera, Dios sabe que incluso cuando escuchamos sobre Su perdón compasivo, nos aferramos a esa promesa con una visión disminuida del corazón de donde fluye ese perdón. Por eso el Señor continúa:

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

¿Qué está diciendo Dios? Nos está diciendo que no podemos ver las expresiones de Su misericordia con nuestros viejos ojos. Nuestra propia visión de Dios debe cambiar. ¿Qué le diríamos a un niño de siete años que, al recibir un regalo de cumpleaños de su amado padre, inmediatamente se apresura a alcanzar su alcancía para intentar pagarle? Qué doloroso para el corazón de un padre. Ese niño necesita cambiar su punto de vista sobre quién es su padre y lo que se deleita en hacer.

El corazón humano caído fluye naturalmente hacia la reciprocidad, la venganza, el equilibrio de la balanza. Somos mucho más intratablemente legalistas de lo que creemos. Hay algo sano y glorioso detrás de ese impulso, por supuesto; somos hechos a imagen de Dios, deseamos orden y justicia en lugar de caos. Pero ese impulso, como cada parte de nosotros, se ha visto afectado por la caída en el pecado. Nuestra capacidad de comprender el corazón de Dios se ha derrumbado. Tenemos una visión empobrecida de cómo se siente con respecto a Su pueblo, una visión que (una vez más, debido al pecado) pensamos correcta sobre quién es Él; como un nieto a quien su abuelo le muestra un billete de 100 dólares y concluye que su abuelo seguramente es muy rico, sin saber que ese regalo es solo un mínimo reflejo de los miles de millones de dólares en bienes raíces que el abuelo posee.

Dios nos enseña, en términos claros, cuán pequeña es nuestra percepción natural de Su corazón. Sus pensamientos no son nuestros pensamientos. Sus caminos no son nuestros caminos. Y no porque nos desviamos unos cuantos centímetros. No, «como son más altos los cielos que la tierra», una forma hebrea de expresar la infinitud espacial, «así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (v. 9). En el versículo 8, Dios declara que Sus caminos y los nuestros son diferentes; en el versículo 9 es más específico y dice que Sus pensamientos son más altos. Es como si Dios estuviera diciendo en el versículo 8 que Él y nosotros pensamos de manera muy diferente, mientras que en el versículo 9 está diciendo exactamente cómo, es decir, Sus «pensamientos» (la palabra hebrea no significa simplemente «reflexión mental pasajera», sino «planes», «disposiciones», «intenciones», «propósitos») son superiores, más grandiosos, envueltos en compasión para la cual los pecadores caídos no tenemos una categoría natural.

Solo hay otro lugar en la Biblia donde encontramos la frase exacta «como son más altos los cielos que la tierra». En el Salmo 103, David ora: «Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen» (v. 11). Los dos pasajes, el Salmo 103:11 e Isaías 55:9, se esclarecen mutuamente.2 Los caminos y los pensamientos de Dios no son nuestros caminos y pensamientos, ya que los Suyos son pensamientos de amor y compasión que se extienden más allá de lo que nuestra mente puede pensar.

Calvino, el teólogo que más enseñó sobre la divina providencia, observó que el misterio de la providencia no es lo que Isaías 55 realmente busca. Señala que algunos interpretan la frase «mis pensamientos no son vuestros pensamientos» como un puro distanciamiento entre Dios y nosotros, expresando el enorme abismo entre la divinidad sagrada y la humanidad profana. Sin embargo, Calvino consideró que la intención del pasaje está exactamente en la dirección opuesta. Sí, existe una gran distancia entre Dios y nosotros; tenemos pensamientos limitados sobre el corazón de Dios, pero Él sabe que Su corazón está irremediable, expresiva e insuperablemente inclinado a nosotros.

Calvino comentó que «debido a que es difícil eliminar el terror de las mentes temerosas, Isaías presenta el argumento de la naturaleza de Dios, es decir, que Él estará listo para perdonar y reconciliarse con nosotros».3 Luego se dirige al centro de lo que Dios nos está diciendo en este texto. Después de identificar la interpretación errónea, señala:

Considero que el significado del profeta es diferente y otros comentaristas lo explican de forma correcta, según mi juicio, al pensar que establece una distinción entre la disposición de Dios y la disposición del hombre. Los hombres suelen juzgar y medir al Señor comparándolo con ellos mismos; porque sus corazones están conmovidos por pasiones furiosas y son muy difíciles de aplacar; y por lo tanto, piensan que no pueden reconciliarse con Dios cuando lo han ofendido. Pero el Señor muestra que está lejos de parecerse a los hombres.4

El lenguaje que Calvino utiliza para hablar de la disposición de Dios está relacionado con el corazón. Recuerda, cuando hablamos del corazón de Dios, estamos hablando de la preferencia de Sus afectos, Su inclinación natural, el concepto reglado de quién es y qué hace. Y la disposición divina, enseña Calvino, es, según Isaías 55, lo contrario a nuestra disposición natural caída.

Nuestro corto entendimiento de la alegría estruendosa del perdón divino acorta la distancia de nuestra percepción de quién es Dios, pero no limita lo que Él es en realidad. «Dios es infinitamente compasivo y está infinitamente dispuesto a perdonar, por lo que, si no obtenemos Su perdón, debe atribuirse exclusivamente a nuestra incredulidad».5

El corazón compasivo de Dios trastorna nuestros preconceptos instintivos sobre cómo le agrada responder a Su pueblo, si tan solo ellos arrojan a Sus pies la ruina y la miseria de sus vidas.

Él no es como tú. Incluso el amor humano más intenso no es sino la más leve sombra del amor celestial. Sus pensamientos por ti superan lo que puedes concebir. Él tiene la intención de restaurarte al resplandor radiante para el que fuiste creado. Y eso no depende de que te mantengas limpio, sino de que le lleves tu desorden a Él. No se limita a trabajar con las partes intactas que nos quedan después de toda una vida de pecado. Su poder es tan profundo que puede redimir las peores partes de nuestro pasado y convertirlas en las más radiantes de nuestro futuro. Pero tenemos que llevarle esas miserias.

Sabemos que Él es el futuro Restaurador de los que no lo merecen debido a lo que el pasaje enseña:

Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos;

los montes y los collados levantarán
canción delante de vosotros,
y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.

En lugar de la zarza crecerá ciprés,
y en lugar de la ortiga crecerá arrayán;

y será a Jehová por nombre,
por señal eterna que nunca será raída. (Isa. 55:12-13)

Los pensamientos de Dios son mucho más altos que los nuestros porque no solo perdona abundantemente al penitente; Él ha decidido llevar a Su pueblo a un futuro tan glorioso que casi no podemos atrevernos a esperarlo. La poesía de este pasaje comunica maravillosamente que el corazón de Dios para Su pueblo está llegando a un crescendo a medida que pasan las generaciones, preparándose para el clímax en la historia de la humanidad al final de todas las cosas. Nuestra alegre humanidad restaurada surgirá con tanta energía espiritual que la creación misma estallará en estridentes himnos de celebración. Esta es la fiesta que toda la creación espera con ansiosa anticipación (Rom. 8:19), porque su gloria está ligada a nuestra gloria y depende de ella (Rom. 8:21). El universo será restaurado a un hermoso brillo y dignidad a medida que los hijos e hijas de Dios reciban un futuro tan seguro como inmerecido.

¿Cómo podemos estar tan seguros?

Porque, aunque Sus caminos son más altos que los nuestros, la forma en que Sus pensamientos son más altos que los nuestros es que no nos percatamos de cuán bajo se deleita en buscarnos. Como leemos algunos capítulos más adelante en Isaías:

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. (57:15)

¿Dónde está el corazón de Dios, el indescriptiblemente exaltado y santo, de acuerdo con Isaías 57:15? Con los humildes. Cuando Jesús apareció 700 años después de que Isaías profetizara y revelara sus sentimientos más profundos como «manso y humilde de corazón», estaba demostrando de una vez por todas que la humildad es donde Dios ama morar. Es lo que hace. Es Su esencia. Sus caminos no son nuestros caminos.

Obtenido del libro “Manso y humilde”


Dane Ortlund (PhD, Wheaton College) es vicepresidente de publicaciones de la Biblia en Crossway en Wheaton, Illinois, donde vive con su esposa, Stacey, y sus cuatro hijos.Ray Ortlund es el pastor principal de Immanuel Church en Nashville, Tennessee

Dios conoce tu dolor

January 27, 2022 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por Josué Barrios

«Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama» Salmos 22:24


En el momento más crítico de la historia de la humanidad, cuando todo parecía perdido y el Hijo de Dios agonizaba en la cruz del Calvario, este fue el salmo que estuvo en Su mente y corazón (Mat. 27:46). Se trata de uno de los pasajes de la Biblia más explícitos sobre el sufrimiento incomparable de Jesús por nosotros.
Al igual que David, el autor humano del salmo, Jesús soportó gran aflicción antes de ser exaltado como el Rey del pueblo de Dios. Sin embargo, las cosas que en este salmo lucen como exageraciones o meras figuras literarias por parte de David para ilustrar y expresar su dolor, fueron verdaderas en Jesús.

Los vestidos de Jesús fueron repartidos y otros echaron suerte sobre ellos mientras Él estaba desnudo y en vergüenza (v. 18; comp. Mat. 27:35). Sus manos y pies fueron horadadas en verdad (v. 16). La gente lo miró colgado en la cruz, y menearon la cabeza en burla hacia Él mientras le decían: «Este confía en el Señor, ¡pues que el Señor le ponga a salvo!» (v. 8; comp. Mat. 27:43). En aquella cruz, Él experimentó realmente el abandono de Dios para que nosotros no tengamos que experimentarlo jamás si creemos el evangelio (v. 11; comp. Mat. 27:46).

El Salmo 22 parece escrito por el mismo Jesús mientras agonizó en el Calvario. Por lo tanto, es un salmo que nos llama a la esperanza en Dios. No importa cuán terrible sea la adversidad que enfrentemos, sabemos que Dios está con nosotros porque Su Hijo sufrió hasta lo sumo para que eso fuese una realidad. Cristo fue tratado como un criminal ante el Juez del universo para que tú y yo podamos ser recibidos como hijos.

Además, este salmo nos recuerda que Dios conoce el dolor no solo porque conoce todas las cosas, sino también porque lo experimentó por nosotros. Nuestro Salvador es varón de dolores experimentado en aflicción (Isa. 53:3). Esto no brinda todas las respuestas que quisiéramos aquí y ahora a todas nuestras preguntas en medio del sufrimiento, pero sí es la muestra más grande de que Dios no es indiferente a nuestra aflicción. El sufrimiento de Jesús en la cruz es la muestra irrefutable de Su amor por nosotros que nunca nos dejará (Rom. 5:8; 8:31-39).

Al mismo tiempo, este salmo no solo nos apunta al sufrimiento de Cristo, sino también a Su exaltación (v. 22) y nuestra adoración a Dios en respuesta a Su salvación (vv. 23-31). Por tanto, ora que el Señor te conceda deleitarte más en Su amor revelado en el evangelio, y que así tu corazón sea movido a la alabanza en medio de la prueba. Cristo no se quedó en el sepulcro. Él fue exaltado. En esto tenemos la certeza de nuestra salvación y esperanza.


Josué Barrios sirve como Coordinador Editorial en Coalición por el Evangelio. Ha contribuido en varios libros y es el autor de Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes con sabiduría bíblica. Es periodista y cursa una maestría de estudios teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Vive con su esposa Arianny y su hijo Josías en Córdoba, Argentina, y sirve en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer, donde realiza una pasantía ministerial. Puedes leerlo en josuebarrios.com y seguirlo en Instagram, Twitter y Facebook.

¿Dónde podemos acudir en busca de buenos consejos?

January 20, 2022 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por Martín Manchego

“Escucha a tu corazón y síguelo”.

“Solo hazlo”.

“No me arrepiento de nada”.

En nuestra era del “yo”, no es raro escuchar frases como estas. Como cristianos, quizá nos resulte demasiado obvio que no son expresiones llenas de sabiduría. Posiblemente piensas, “¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede alguien decir semejante cosa?”. Vale la pena detenerse un momento y preguntarse, ¿es nuestra forma de vivir muy diferente a la de los que viven “siguiendo su corazón”?

“El camino del necio es recto a sus propios ojos…”, Proverbios 12:15a.

Nuestra vida está llena de decisiones por tomar. Nos encontramos con asuntos trascendentales, como qué profesión elegiremos, si aceptaremos una oferta de empleo que demandará más tiempo, o si esa persona es la adecuada para ser nuestro cónyuge. También nos enfrentamos diariamente con pequeñas elecciones, como qué prenda vestirás, qué compartirás en tus redes sociales, a qué hora te iras a dormir, o qué amigos frecuentarás.

Sé honesto. ¿Has tomado algunas de estas decisiones buscando consejo, o preferiste andar según lo que a ti te parece bien? Cuando hiciste lo segundo, ¿viste las consecuencias de caminar en tu propia sabiduría? Caminar por la vida sin consejo es andar neciamente, sin guía y sin luz. Pero hay esperanza.

“… más el que escucha el consejo es sabio”, Proverbios 12:15b.

Dios no está intentando esconder su voluntad a sus hijos. Por el contrario, Él nos ha provisto fuentes de consejo a través de las cuales podemos conocer su voluntad y dejar el camino de la necedad.

1. La Palabra

Nuestra primera fuente de consejo sabio —y la única infalible— es la Palabra, la cual es “útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim 3:17).

2. Tus pastores

Dios ha llamado a pastores capacitados y aptos para enseñar con el propósito de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo. Si no estás hablando con tu pastor regularmente, estás dejando de lado uno de los principales medios por los cuales Dios quiere aconsejarte. Recuerda que ellos velan por tu alma y rendirán cuentas a Dios por el cuidado que tengan de ti (2 Tim. 2:24, Ef. 4:11-12, Heb. 13:17).

3. Tus padres

Sean o no sean creyentes, Dios te ha mandado a sujetarte a tus padres, obviamente en todo lo que honre a Dios. Puedes estar seguro que aunque muchas personas te amen quizá no hay nadie que te ame más que ellos, así que presta atención a lo que te dicen y obedece su consejo en el Señor (Ef 6:1).

4. Tus hermanos mayores

Los hermanos mayores en la iglesia, por su experiencia en los caminos del Señor, nos pueden señalar la Palabra y ayudarnos a entender mejor cuál debe ser nuestro proceder. Una de las tragedias más grandes de nuestra generación es que muchos jóvenes no tienen el mínimo interés por pedir consejo humildemente a los mayores, creyendo ser más sabios que ellos (Pr 22:15, 16:31).

Sé que vivimos en un mundo caído y que muchos de los hombres y mujeres mayores también muestran desinterés en los jóvenes, ya que piensan que son tercos y rebeldes. Si eres tú un hermano mayor en la iglesia, por favor no te alejes de los jóvenes; nosotros necesitamos saber lo que Dios te ha enseñado en su Palabra. Si eres joven, acércate a los ancianos que aman al Señor, te aseguro que no te arrepentirás (Pr 23:13).

5. Los maestros

Dios nos ha provisto de maestros que han sido y siguen siendo una bendición para la Iglesia universal. Muchos de los mejores consejeros que he tenido en mi vida están en mi biblioteca; nunca estreché sus manos pero me han ayudado tremendamente a conocer a mi Señor y a aprender a tomar decisiones que le honren (Ef 4:11-12, 2 Tim 4:13).

Nunca olvides la oración

Por último, no debes olvidar que todo consejo debe ir acompañado de oración, pidiendo a Dios que te muestre su voluntad y alinee tu corazón a sus propósitos. Echa mano de todas estas ayudas que el Señor ha puesto a tu disposición. Lee su Palabra inerrante, la cual es lumbrera a nuestro camino; encuéntrate ahí mismo con el Señor Jesucristo, quien es nuestro admirable consejero. También lee a los maestros antiguos y exponte al cuidado de tus pastores, tus padres, y los mayores en la iglesia.

“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria”, Proverbios 11:14.


Martín Manchego es pastor asociado y sirve en el ministerio de alabanza y enseñanza en español en la iglesia Metro Bible Church en Southlake, Texas. Es graduado de Teología y humanidades en Texas Baptist College. Además es compositor del album “Perfecto Salvador” y dirige un canal propio en YouTube en el cual comparte devocionales, entrevistas, canciones, poemas y reseñas de libros. Está casado con Denisse. Puedes encontrarlo en YouTube e Instagram.

Foto de Aarón Blanco Tejedor en Unsplash

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