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SALMO 51:10-12

February 14, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Alejandro Urrea

«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu»

Era una cena normal. Ella quería algo especial así que puso el mantel blanco de la abuelita. Él se sentó viendo el celular, mientras ella le servía la copa con un vino tan tinto como la sangre. Ella hablaba, él asentía nada más. El brazo del esposo botó la copa de vino y lo blanco del mantel se tornó rojo carmesí. Ella le gritó, lamentándose por el mantel. Él defendiéndose, pidió perdón, pero repetía que ella le había servido el vino sin decirle. Ella acusándolo por no poner atención, le lanzó una granada que decía: «Tú solo miras el celular». Él se hizo a un lado y atacó con un: «Para problemas mejor me quedo en el trabajo». Ella balbuceó una letanía eterna que incluía historial de hace diez años de relación y cuatro verdades como espada de dos filos hirientes a cualquier corazón. El vino se agrió, y cada uno se fue
a un cuarto diferente.

Es interesante cómo nuestro corazón aparenta estar arrepentido, pero se justifica. En lugar de, en amor por la otra persona, entender lo que acabamos de hacer y la dimensión de lo que sucedió, nos defendemos. Esto no es un arrepentimiento, sino un remordimiento; el primero actúa en amor y el otro por egoísmo. Vemos un ejemplo claro en Adán y Eva. Sin arrepentimiento al descubrirse su pecado, ellos le echan la culpa al Creador. «Yo no tengo la culpa, la mujer que tú me diste fue la que me dio a comer». «Yo no fui, la serpiente (que tú hiciste, por cierto) fue la que me tentó». Y antes de que empecemos a pensar que si ellos hubieran actuado de forma distinta las cosas serían muy diferentes, veamos nuestro propio corazón. Mi corazón de piedra tiraría al mismo Cepillín a los leones si eso me brindara una excusa
para mis actos y una oportunidad de salir sin culpa.

El problema es que nos creemos infalibles y no hemos entendido que somos pecadores. La ley ha revelado nuestro pecado. Y es allí donde entra el evangelio, la buena noticia de salvación. Si lo entendiéramos no nos justificaríamos tanto, sino aceptaríamos la culpa y pediríamos perdón, no para aminorar la sentencia, sino por amor.

Este salmo fue escrito por David después de hablar con Natán por el caso de Betsabé. David había cometido actos no dignos de un rey conforme al corazón de Dios. Ha trasgredido la ley. Ha roto un listado de mandamientos. El profeta lo confrontó y David no se justificó. No hizo un drama para salvar su imagen. Cuántos hubiéramos culpado a Betsabé, al esposo, a Dios, al mismo Natán con tal de salvar
nuestra reputación. Sin embargo, David no hizo nada de eso. La respuesta inmediata de David se refleja en el salmo. El verso 4 es la primera acción de un corazón arrepentido: «Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable».

Ahora que conocemos esto, podemos saborear y apreciar lo que sigue en el versículo 10. David suplica por un corazón limpio. El arrepentimiento genuino nos centra en Dios, contra quien pecamos y también el único que restaura. Solo Dios tiene la medida de lo que es un corazón limpio y recto. La plegaria de David no es para restaurar su reino o su imagen. Lo que pide es lo que deberíamos pedir más allá
de lo material: que Su presencia esté con nosotros. Que Su presencia no se vaya, pues es todo lo que tenemos.

El salmo continúa con lo que anhelamos luego de la caída. «Devuélveme la alegría de tu salvación» (v. 12). ¡No se trata de mí! ¡No se trata de lo que yo puedo hacer o de quién soy! Lo que necesito para continuar es regresar a la cruz, a Cristo, al evangelio. Tengo vida solo porque Cristo murió en esa cruz. Nada tengo fuera de ella. ¡Sostenme pues yo no puedo solo! Si somos conscientes de nuestro pecado y su obra, deberíamos repetir como súplica las palabras del Padre Nuestro: «No nos dejes caer en tentación».

El arrepentimiento solo viene de Dios y Él es el que restaura. Viene porque en esa cruz me salvó e hizo posible que un pecador sea redimido, limpiado y restaurado. Ahora puedo ver Su cruz cada vez más grande, cada vez más necesaria y cada vez más amada. Todo lo que tengo viene de Él, y lo amo porque Él me amó primero.


Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 100:4-5

February 9, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Alejandro Urrea

A veces me pregunto si perseveraré con los santos. Si podré ser aquel que entra por Sus puertas y adorarlo, darle gracias bendiciendo Su nombre todos los años que me quedan en esta vida. Si es por mis méritos, no creo que llegue a esa meta.

Sin embargo, mientras más me adentro en las verdades eternas de la Palabra, más seguro me siento de estas cosas: que Dios es bueno, que hay gracia para el pecador y que mi Dios ha sido y será ! el a pesar de que yo no lo sea.

Hay días que me siento como náufrago gritándole a la tormenta: «¡Aquí estoy!». Y otras temporadas siento que ya construí una casa en la isla remota, donde estoy seguro. Así se siente la vida adulta y esa inestabilidad hace una gran herida y huella en nuestro corazón. No fuimos creados con las cosas que terminan, sino que estamos hechos de eternidad. Por esta razón el corazón de los niños se duele cuando hay cambios. La inocencia de un niño cree que existe el «para siempre». El amor de los papás era para siempre hasta que la palabra divorcio lo mató. La escuela parecía ser para siempre hasta que llegamos al último año de educación y de un día a otro se terminó. Entonces, La parte del salmo que resuena en mi cabeza desde niño es «para siempre es su misericordia».

Pero la vida me ha hecho creer que Su misericordia es solo si me porto bien, si soy un «buen» cristiano. Dios es bueno hasta que me pasa un infortunio y entonces pienso que solo hace cosas buenas cuando me quiere.

Dios es fiel pero solo para los que van siempre a la iglesia, no para mí. Hace poco, cantamos durante el servicio dominical una canción que conozco desde los 5 años. Son cuarenta años de cantarla. El que yo la haya cantado durante tantos años no es por mi fidelidad, bondad y gracia. Es testimonio de que, aunque yo soy variable, inconstante y pecador, el Señor, mi Dios ha sido bueno, misericordioso y fiel.

Este salmo es un faro para los náufragos como yo; me ubica, me estabiliza, me guía hacia aquel que me amó primero. Todo lo que me dicen estos versos es eterno. Su obra me ha hecho entrar por sus puertas, no mis méritos, sino la obra de Cristo. Nuestra gratitud será por la eternidad. Mi adoración y alabanza será para siempre. Su nombre bendeciremos a través de las edades, por las generaciones. Su nombre es y será.

El mismo texto revela mi incapacidad de ser lo que Dios es, pero al mismo tiempo me toma y me abraza mostrándome la gracia que a través de la cruz amplifica mi necesidad por Él. Él es bueno, a pesar de mis faltas, pero Su bondad me hace amar el camino de santificación aún más. Ya no hago las cosas para ser
bueno, camino en santidad porque Él es bueno. Mi vida tiene dirección y no depende del viento. Su misericordia es para siempre y yo la necesito cada día. Esta frase es una declaratoria de libertad diaria para el que era esclavo. ¡La libertad es para siempre! Y luego termina con la fidelidad de Dios. Esa palabra es irresistible a nuestro corazón de niños que ha perdido la fe en el «para siempre». Su amor por mí, a través de Cristo, no cambia y es para siempre. Nuestra fe está basada en esta eternidad, y por eso la seguridad de perseverar no es mía, sino está en Él. Hermanos, la conclusión de esta vida debería apuntar a aquel que la dio, y no a lo pasajero y cambiante, con! ando que veremos cara a cara al Señor bueno, cuya misericordia es para siempre.






Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 119:91

February 7, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Kike Torres

«Todo subsiste hoy, conforme a tus decretos, porque todo está a tu servicio»

¿Por qué me pasa esto? Es una de las preguntas más comunes para quienes pasamos por temporadas difíciles. Eventualmente caemos en la condenación por un evento o pecado pasado, que asociamos con el dolor que sufrimos en el presente, o con la incertidumbre de no entender la causa y no ver propósito de virtud en lo que estamos padeciendo.

Estamos muy confundidos al creer que un mundo sin problemas y sufrimientos existe de este lado del sol. No solo el Antiguo Testamento es un fiel anuncio de que Dios usa todo acorde con Su plan y para Su gloria, sino que en ese «todo» incluye momentos que seguramente la persona que los sufrió, no solo no los tenía planeados; supongo que muchos se hicieron la misma pregunta, por ejemplo:

— José al ser vendido por sus hermanos.
— Hambruna global en tiempos de José en Egipto.
— David al ser perseguido por Saúl.
— Daniel al ser acusado ante el rey por orar a Dios.
— Los hebreos al sufrir el complot de Amán en tiempos de Ester.

Pero el más claro retrato de cómo Dios se especializa en no desaprovechar nada, incluyendo los sufrimientos es:

— La traición de un amigo.
— La negación tres veces de otro amigo.
— Acusaciones injustas.
— Tortura.
— Una cruz.

Y desde esa cruz se escucha: «Consumado es», y la historia no volvió a ser la misma. El salmo de hoy nos comunica la certeza de que todo lo que sucede, pasa porque así Dios lo presupuestó, sobre todo hay que destacar, que todo lo que Dios planea, le es útil.

Y si creemos que Romanos 8:28-29 es verdad, entendemos que el plan de Dios es hacernos a la imagen de Jesús, para Su gloria y nuestro mayor bien; y todo lo que pasa sirve a esa agenda para los que amamos a Dios.

Esta semana tuve una charla con una amiga de la familia; el año pasado sufrió algo que, en mi opinión, es de las cosas más dolorosas que alguien puede sufrir, y hoy me confesó: «Me siento en la prensa (siendo prensada)».

Al terminar la charla, y después de compartirle algunas cosas que mi alma necesitaba también recordar, empecé a buscar el concepto de prensar y ensamblé lo siguiente:

— Las uvas eran PISADAS para hacer vino.
— Los olivos son APLASTADOS/PRENSADOS para hacer aceite.
— Los diamantes se forman BAJO PRESIÓN.
— Y dicen que las semillas y los niños crecen durante la OSCURA noche.

Por lo que, si percibes que estás siendo PISADO, APLASTADO, estás bajo PRESIÓN y en tiempos OSCUROS, quizás Dios esté en el proceso de hacer una obra especial y hacerte CRECER en la fe y en Él.
Estamos pasando en casa por una temporada complicada, no planeada, ni deseada, pero mi mujer y yo, al saber y creer lo que he relatado aquí, tenemos este lema: «Dios está haciendo algo bueno». Quizás no lo entienda, no me guste o pre! era que no me estuviera pasando, pero sé que Dios tiene un plan y esto que pasa le sirve, y, por ende, me sirve a mí, de un modo que algún día veré. Finalmente, mi llamado es a vivir por fe en lo eterno, no en la certeza de lo temporal.


Kike Torres ha servido desde 2011 como pastor líder en la iglesia Horizonte Querétaro en México ; es consejero certificado por ACBC (Association of Certified Biblical Counselors). Es fundador del Seminario de Estudios Bíblicos Aplicados al Ministerio (SEBAM), en donde sirve también como maestro y consejero.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 119:24

February 2, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Kike Torres

«Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros»

Desde el versículo 71, el salmo nos muestra que parte del propósito de todo lo que Dios envía a nuestra vida y expone nuestra debilidad e incapacidad (es decir, nos humilla), es un regalo de gracia que nos enseña a poner atención a Su Palabra.

Personalmente soy testigo de esto. No creo que alguien pueda verdaderamente saborear la delicia eterna y fresca de la Palabra si no ha sido humillado, y por ende, reconoce que Dios es el Señor y nosotros dependientes, necesitados y amados por Él. ¡Eso cambia todo! Parte de esa obra nueva que Dios hace es que nos permite contemplar Su Palabra por lo que en realidad es: un deleite.

Personalmente, y quizás como tú, amo la buena comida. Creo que es uno de los regalos más hermosos de Dios y una clara evidencia de Su amor por nosotros.

Él pudo habernos creado sin papilas gustativas, de modo que todo nos supiera igual, y no hubiera deleite al comer. «Deleite» en los salmos tiene esta connotación de algo exquisito, que causa placer, algo delicioso.

Ahora, la diferencia entre la delicia de la comida, y la de la Palabra, es que la de la comida, siendo honesto, después de mucho comer, uno termina cansado de comer el mismo platillo por varios días. Pero la Palabra es una delicia que se va antojando más, y entre más consumes, más deseas, más grande se hace el Dios que ahí se nos presenta, y más nos estimula a seguir «comiendo». Considera que, desde
Deuteronomio, Dios nos recuerda que «… no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor» (Deut. 8:3).

¿Sabes cuándo es más valorado un platillo delicioso?, cuando estamos hambrientos. Por esta razón, en medio de las aflicciones, la Palabra se disfruta más. Y cuando tienes una relación con Jesús y vienen momentos complicados, y ante la posibilidad de ir a otros lados o fuentes, podemos decir como Pedro: «… ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Juan 6:68).

De modo que la Palabra es para el alma, lo que el agua fresca es para el atleta en medio de la carrera: una necesaria delicia deseada. Pero el segundo atributo de este salmo es clave y totalmente vinculado con el
primero (deleite): consejeros.

Paul Tripp dice que nadie pasa más tiempo hablando contigo, que tú. Por lo que es importante que lo que te digas, esté en sintonía con el evangelio, de otro modo, será miserable y vergonzoso darle la razón al Salmo 1 y no experimentar la dicha que promete: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los
malvados…» (v. 1).

Una persona toma en promedio 35 000 decisiones al día, 99% de ellas las toma nuestra mente de modo, digamos, automático; por ello es esencial desarrollar, estimular y perseverar en la lectura, meditación y memorización de la Palabra… más, sabiendo que es en las tormentas cuando se verá lo que hayamos construido con Dios durante la calma (Luc. 6:46-49).

Ahora, si lees esto, y la tormenta ya llegó para exponer que no has construido bien, pero aún tienes pulso, Dios te está invitando a una deliciosa relación que te aconsejará para Su gloria y tu bienestar de ahora en adelante.


Kike Torres ha servido desde 2011 como pastor líder en la iglesia Horizonte Querétaro en México ; es consejero certificado por ACBC (Association of Certified Biblical Counselors). Es fundador del Seminario de Estudios Bíblicos Aplicados al Ministerio (SEBAM), en donde sirve también como maestro y consejero.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

SALMO 23

January 31, 2023 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por : Emanuel Elizondo

«El Señor es mi pastor, nada me falta…»

Los truenos sonaban estrepitosos. Yo tenía tan solo unos cinco años, y en aquel entonces el cuarto en donde dormía se encontraba en la parte trasera de la casa, al final de un pasillo largo. Mis padres dormían en el extremo opuesto de la casa, lo que en esa noche me parecían kilómetros de distancia.

Yo tenía miedo. Así que hice lo que cualquier niño de esa edad haría: pedí a mi mamá a gritos. En ese momento de miedo, quizás olvidé que mis padres, aunque no los podía ver, verdaderamente se preocupaban por mí y no dejarían que nada me pasara.

¿Alguna vez te has sentido así? Probablemente. Tendemos a olvidar que Dios cuida de nosotros. El Salmo 23 nos recuerda que, puesto que Dios es nuestro Pastor, podemos confiar en Él.

En este salmo, el más famoso de la Biblia, primero observamos que Dios es nuestro confortador. Él es el Pastor que suple aquello que nos falta (v. 1). Cuando necesitamos descansar, Él es capaz de proveer nuestro descanso (v. 2). Es el único que trae verdadero confort a lo más profundo de nuestro ser, y nos guía por el camino correcto (v. 4).

Varias veces mi GPS ha provocado que me pierda. Puesto que es impersonal, el GPS no sabe cuándo me está enviando por un camino peligroso (¡cosa que me ha sucedido más de una ocasión!). Pero ¿sabes algo? Con Dios no es así. Él nos guía correctamente, y conforta nuestra alma cuando más lo necesitamos.

Segundo, este salmo nos recuerda que Dios es nuestro protector. Invertimos mucho dinero en protección. Protegemos nuestros autos, nuestras casas, y compramos seguros médicos. Pero si eres creyente, sabes bien que, si bien es correcto ser prudentes y hacer lo que nos toca con respecto a estar protegidos, al final estamos en las manos de Dios. Y si es Su voluntad que pasemos por un valle de sombra, no tenemos por qué temer: «… tú estás a mi lado» (v. 4).

No hay nada que te suceda que no haya sido planeado por Dios para que crezcas en santidad y en el conocimiento del Dios altísimo. Incluso Job, después de todas sus calamidades, y de recibir consejos no muy atinados de parte de sus amigos, al final reconoció: «De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos» (Job 42:5).

Finalmente, este salmo nos enseña que Dios es nuestro proveedor. Incluso si somos tratados con injusticia, Dios provee justicia final delante de quienes nos hicieron algún mal (v. 5a). La provisión del Señor es tal que podemos decir como el salmista: «… has llenado mi copa a rebosar» (v. 5b). Por si eso fuera poco, la bendición de Dios para con Sus hijos es continua (v. 6a), tanto que se extiende a toda la eternidad, cuando moremos con Dios en la nueva tierra, donde podremos habitar con Él (v. 6b).

Pues aquella noche de truenos, después de mis gritos, apareció mi madre al final
del pasillo. Lo último que recuerdo de esa memoria es cuando corrí a sus brazos.

Si te sientes abrumado, puedes estar seguro de que Dios está al final del pasillo. Puedes correr hacia Él y te recibirá en Sus brazos. En nuestros momentos de mayor dificultad, podemos con! ar en Dios, nuestro Pastor. Somos ovejas de Su prado. Dios no se ha olvidado de ti. Estás en Sus pensamientos. Pon tu confianza en el Pastor de tu alma.


Emanuel Elizondo es editor en jefe de Biblias Holman. Enseña teología en la UCLA y predica en la iglesia Vida Nueva en Monterrey, México, donde vive con su esposa Milka. Tiene un doctorado en predicación expositiva en The Master's Seminary.

Extraído del libro Un año en los Salmos.

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