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historia

El hijo del hombre (parte 2)

June 9, 2020 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Por César Vidal

El título «Hijo del Hombre» aparece, en realidad, por primera vez en Daniel 7:13. Es común que algunos autores interpreten al personaje como un símbolo del pueblo de Israel. En otras palabras, el profeta Daniel estaría hablando de cómo Dios (el Anciano de días) entregaría el dominio a Israel y la predicación cristiana —iniciándose quizá con Jesús— estaría negando y tergiversando este hecho. Semejante interpretación, a pesar de lo extendida que está, resulta insostenible y además choca con lo que encontramos en las fuentes judías. Ha sido mérito precisamente de un autor judío, Daniel Boyarin, recordar aspectos que se desprenden de la simple lectura del texto desprovista de prejuicios. Así, las características del Hijo del Hombre en Daniel 7 son:

Es divino.
Existe en forma humana.
Puede ser bien retratado como una divinidad más joven que aparece al lado del Anciano de Dios.
Será entronizado en alto.
Se le da poder y dominio e incluso la soberanía sobre la tierra.

En otras palabras, el Hijo del Hombre no solo no es Israel, sino que es un ser que supera lo meramente humano entrando en la categoría de lo divino. Como ha señalado J. A. Emerton: «el acto de venir con las nubes sugiere una teofanía del mismo Yahwe», y hubiera podido añadir: como sabe cualquiera que conozca el Antiguo Testamento.

Ese Hijo del Hombre —humano y divino a la vez— aparece en las fuentes judías unido con la idea del Mesías, del Siervo de YHVH y del Hijo de Dios. Así, tanto el Enoc etíope como 4 Esdras identifican al «Hijo del Hombre» con el Mesías. En 4 Esdras, el «Hijo del Hombre» se manifiesta volando con las nubes del cielo (4 Esdras 13:3), aniquila al enemigo con el hálito de su boca (4 Esdras 13:8 ss., pasaje que recoge además resonancias mesiánicas de Isaías 11:4) y reúne a una multitud pacífica (4 Esdras 13:12,13). Este «Hijo del Hombre» es «aquel al que el Altísimo ha estado guardando durante muchos tiempos, el que salvará personalmente Su creación» (4 Esdras 13:26), aquel al que Dios llama «mi Hijo» (4 Esdras 13:32,37 y 52) y vencerá a los enemigos de Dios (4 Esdras 13:33 ss.). Asimismo, el «Hijo del Hombre» es identificado con el siervo isaíano de Dios (13:32-37; 14:9), al que se preserva (13:26 con Isaías 49:2).

En el Enoc etíope, el «Hijo del Hombre» provoca la caída de reyes y poderosos (46:4), tiene su asiento en el trono de la gloria (45:3; 55:4; 61:8; 62:2; 69:27), administra juicio (45:3; 49:4; 55:4; 61:8; 62:3; 69:27), será apoyo de los justos y de los santos, luz de las naciones y esperanza de los oprimidos (48:4); y se afirma que los justos y elegidos disfrutarán de la comunión con Él en mesa y vida (62:14). El Enoc etíope describe asimismo al «Hijo del Hombre» con pasajes tomados de los cantos del Siervo de YHVH. Así es «luz de las naciones» (48:4 con Isaías 42:6; 49:6), «elegido» (39:6; 40:5 con Isaías 42:1), «el justo» (38:2; 53:6 con Isaías 53:11), su nombre es pronunciado antes de la creación «en presencia del Señor de los espíritus» (48:3 con Isaías 49:1), estaba oculto ante Dios (48:6; 62:7 con Isaías 49:2) y se describe la derrota de reyes y poderoso a sus manos (46:4; 62:1 con Isaías 49:7; 52:13-15).

No deja de ser, ciertamente, significativo que todos estos pasajes anteriores al cristianismo contengan ya una visión del Hijo del Hombre que luego encontramos en Jesús y en sus discípulos. El Hijo del Hombre no es ni lejanamente un símbolo de Israel. Por el contrario, es un personaje descrito como el Siervo de YHVH, el Mesías y el Hijo de Dios a partir del propio texto de Daniel 7.

Esta identificación del «Hijo del Hombre» con el Mesías va más allá del judaísmo de la literatura apocalíptica. Daniel 7 fue interpretado ciertamente como un pasaje mesiánico por los rabinos. Así, en el Talmud (Sanh 98 a) se considera el texto de Daniel 7:13 como una referencia al Mesías que, de haberse portado Israel dignamente, habría venido en las nubes del cielo; mientras que, en caso contrario, estaría obligado a venir humilde y cabalgando en un asno (ver Zacarías 9:9 con Marcos 11:1 ss. y pra.). De manera similar, Daniel 7:9 fue interpretado como una referencia al trono de Dios y al del Mesías por rabí Aquiba (Hag 14a) y Daniel 7:27 es entendido en Números Rab. 11 como relativo a los tiempos del Mesías.

Insistamos en ello: el «Hijo del Hombre» no designaba a Israel sino al Mesías. Sin embargo, no se trataba de cualquier concepción del Mesías sino de un Mesías descrito según los cantos isaíanos del siervo. Sus características eran divinas —a decir verdad, las propias de YHVH— y recibiría el poder de Dios para concluir la historia, atrayendo hacia sí no solo a los judíos sino también a los gentiles. Como tendremos ocasión de ver más adelante, esa visión judía no solo fue la que Jesús se aplicó, sino que tuvo un papel esencial en su condena a muerte por el Sanhedrín por el delito de blasfemia.

Lejos de manifestarse como un simple rabino o un maestro de moral, Jesús se presentaba como el Hijo del Hombre, un ser de origen celestial que manifestaba características propias de solo YHVH, que impondría la justicia en el mundo y que era identificado como Mesías, pero en su forma del Siervo de YHVH.

Un fragmento del libro Más que un rabino: La vida y enseñanzas de Jesús el judío (B&H Español)

Nota del editor: este fragmento está compuesto de dos partes, puedes consultar aquí la primera parte.


Foto por Timon Studler en Unsplash

El hijo del hombre (parte 1)

March 20, 2020 By lifewayliderzgo Leave a Comment

César Vidal

Que Jesús era más, mucho más que un rabino, fue un extremo que quedó establecido vez tras vez. No se trataba solo de que su autoridad no era como las de los escribas y fariseos (Mateo 7:28,29). No se trataba solo de que se arrogaba la autoridad para perdonar pecados, algo que solo Dios puede hacer (Lucas 5:17-26). Se trataba de que además no había ocultado que era alguien superior a los profetas y al Templo. Así lo dejó manifiestamente claro en una de sus controversias con los fariseos:

Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos: Maestro, deseamos ver una señal procedente de ti. Él les dijo en respuesta: La generación mala y adúltera exige una señal, pero no se le dará señal salvo la señal del profeta Jonás. Porque al igual que estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio junto a esta generación y la condenarán porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás y he aquí hay más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio junto a esta generación y la condenará porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y he aquí hay más que Salomón en este lugar.

(Mateo 12:38-42 con Lucas 11:29-32)

Jesús no era un simple maestro de moral u otro rabino más. Era alguien que estaba por encima de los profetas y del propio Templo. Aún y con eso —y ciertamente, no era poco—, Jesús insistía en que era todavía más, y así lo dejaría de manifiesto en las afirmaciones que formuló sobre sí mismo.

No deja de llamar la atención que en el episodio trascendental de Cesarea de Filipo, Jesús reconociera que era el Mesías y el Hijo de Dios, pero prefiriera valerse de una designación que utilizó por encima de otras para referirse a sí mismo. Nos referimos a la de Hijo del Hombre. En unas ocasiones, Jesús la unió a otros títulos como al de siervo de YHVH (Marcos 10:45), al que nos referiremos en otro capítulo. En otras, la usó de manera independiente (Mateo 8:20 y Lucas 9:58; Mateo 9:6; Marcos 2:10 y Lucas 5:24; Mateo 12:8; Marcos 2:28 y Lucas 6:5; Mateo 16:27; Mateo 25:3, etc.). Ahora bien, ¿qué implicaba este título? La discusión científica acerca de este tema ha sido considerable en las últimas décadas, convirtiéndose en una de las cuestiones más debatidas en relación con la cristología.

El término griego yios anzrópu (Hijo del Hombre) se considera equivalente al arameo bar nasha. Dado que la palabra bar es usada frecuentemente en arameo indicando procedencia o características («hijo de la riqueza» equivaldría a «acaudalado»; «hijo de la mentira» a «mentiroso», etc.), H. Lietzmann llegó a la conclusión, ya en el siglo XIX, de que «Hijo del Hombre» solo significaba «hombre». Partiendo de tal base, afirmó que la expresión carecía de contenido mesiánico y que ni Jesús ni sus contemporáneos la habían entendido dotada del mismo. De hecho, según H. Lietzman, Daniel 7:13 — donde aparece la expresión por primera vez— carecía asimismo de significado mesiánico.

La tesis de H. Lietzmann atrajo a J. Wellhausen que la aceptó, si bien con algunas reservas, pero su refutación no tardaría en llegar articulada en forma tan consistente que el mismo Lietzmann terminaría retractándose de ella.

El primero en aducir poderosas objeciones en contra fue G. Dalman, si bien su refutación se vio privada de contundencia al centrarse solo en el hecho de que bar nasha no era usado en el arameo de Galilea como «hombre». Mucho más interesante, desde nuestro punto de vista, fue el análisis que del tema realizó P. Fiebig. Este aceptaba que en términos estrictamente filológicos bar nasha significaba «hombre», pero señalaba que no por eso dejaba de tener un significado como título mesiánico.

Para otros autores, la expresión equivaldría simplemente a una perífrasis de «yo» que se utilizaba en la literatura rabínica para indicar modestia o evitar dar la impresión de soberbia, para tratar temas como la enfermedad o la muerte y para evitar ofender a alguno de los oyentes. La tesis fue criticada brillantemente por J. Jeremias, quien dejó de manifiesto que bar nasha podía ser en algún caso sustitutivo de un impersonal —como nuestro «se cansa uno de leer»—, pero nunca perífrasis de «yo». A esto hay que añadir el hecho de que un uso similar de bar nasha es desconocido con anterioridad al siglo II d.C., por lo que no tiene ninguna relevancia para la utilización que Jesús hizo de él. La realidad es que, como señaló el rabino judío Leo Baeck, «siempre que en obras posteriores se menciona “ese Hijo de Hombre”, “este Hijo de Hombre” o “el Hijo del Hombre” es la cita de Daniel la que está hablando».

Por otro lado, ninguno de los supuestos usos parece encajar con lo que sabemos de Jesús, al que las fuentes no presentan ni especialmente preocupado por no ofender a sus oyentes, ni modesto en sus pretensiones ni inclinado a utilizar eufemismos a la hora de hablar de la enfermedad o de la muerte. Para colmo, como veremos en las páginas siguientes, la expresión «Hijo del Hombre» no solo cuenta con un contenido mesiánico en el judaísmo, sino que además aparece conectada con la idea del «siervo» e incluso con la de divinidad.

Un fragmento del libro Más que un rabino: La vida y enseñanzas de Jesús el judío (B&H Español)

Nota del editor: este fragmento está compuesto de dos partes, espera muy pronto la segunda entrega.


Foto por Timon Studler en Unsplash

Más que un rabino

March 19, 2020 By lifewayliderzgo Leave a Comment

Más que un rabino

Por: César Vidal $12.99

Millones y millones de personas adoran, veneran y admiran a Jesús de Nazaret. Dios, para algunos, maestro, para otros. La verdad, sin embargo, es que su historia y sus verdaderas enseñanzas son ignoradas por las masas. Siglos de interpretaciones y manipulaciones han ocultado el hecho de que Jesús no era un cristiano. El reconocido historiador César Vidal nos presenta en Más que un rabino a Jesús quien nació, vivió y murió como judío. No podemos entender a cabalidad sus enseñanzas y su impacto en la religión hasta que entendamos completamente este hecho.

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