Una verdad que vence el materialismo e invita al contentamiento
Otto Sánchez
Creo que todo creyente que lleve cierto tiempo en el evangelio estará de acuerdo conmigo en que Filipenses 4:13 es uno de los textos más conocidos, más amados, y más citados de toda la Biblia. De lo que no estoy seguro es de si la mayoría de los creyentes estarán de acuerdo conmigo cuando afirmo que también Filipenses 4:13 es uno de los textos bíblicos más abusados y malinterpretados.
He escuchado a muchos cristianos decir que pueden afrontar con éxito todo desafío de la vida porque todo lo pueden en Cristo que los fortalece. Ven este texto como un instrumento de triunfo, motivación y fe ante cualquier circunstancia de la vida, pensando que podemos llegar a ser superhéroes de la fe.
El problema en la interpretación que popularmente se le da al texto no es que afirmemos que el Señor nos fortalece. Esto es algo evidente y obvio por lo que nos dice Su Palabra, y también en las distintas experiencias particulares de los cristianos. ¿Qué sería de nosotros si no contáramos con la fortaleza del Señor? El problema está en que le demos un significado que el contexto del versículo no resiste.
Filipenses 4:13 está dentro de un contexto marcado por los versículos anteriores y posteriores. Estos versos, vistos de manera detallada, evidencian su confianza en el Señor y que, aunque agradece a los filipenses sus dádivas, la dependencia de Pablo sin lugar a dudas está en el Señor (vv. 10-13).
También puede apreciarse su gozo y gratitud por el apoyo económico que recibió de los filipenses, y su confianza en el Dios amoroso y soberano que le ha permitido vivir en diferentes situaciones: algunas de abundancias y otras de escasez. Él confiesa que siempre se ha visto acompañado y sostenido, lo cual dio como resultado lecciones de dependencia en el Señor que él no habría de olvidar (Fil. 4:14-20).
La visita de Epafrodito, la compañía de Timoteo, y la amistad de tantos hermanos que iban a verlo jamás podrían fortalecer su espíritu como Cristo Jesús lo hacía. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” no es un mantra que vamos a repetir como resultado de nuestra fe para no tener límites en las distintas circunstancias que nos toca vivir.
Lo que este texto quiere enseñarnos es que el apóstol podía enfrentarse con cualquier situación relacionada con sus necesidades materiales y mantener siempre una actitud positiva y un espíritu de contentamiento que agradara a Dios.
Hoy en día, “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” es más necesario que nunca, pues este es un tiempo de excesiva sobreestimación de lo material, de mensajes distorsionados que consideran los momentos de escasez económica como una maldición y no como un medio de gracia que Dios puede usar para llevarnos a la dependencia y al gozo. Este texto es una exhortación al contentamiento y a la fortaleza que recibimos de un Dios fiel, más allá de las circunstancias económicas en las que nos encontremos.
Un fragmento del libro Textos fuera de contexto (B&H Español)
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