Entendiendo la belleza de la oración
Timothy Keller
Un estudio hecho en 2004 halló que cerca de un 30% de personas ateas admiten que oran «algunas veces», y otro estudio encontró que el 17% de los no creyentes en Dios oran con regularidad.
El erudito alemán Friedrich Heiler propuso un estudio diferente. Heiler se refirió a la oración «mística» enfocada hacia lo interior y la oración «profética» enfocada hacia lo exterior, y a diferencia de teóricos anteriores, él consideró a la primera como superior.
Mientras que la oración mística tiende a la desaparición de los límites entre uno mismo y Dios, la oración profética conduce a un mayor sentido de la diferencia entre sí mismo y el Dios majestuoso, un conocimiento del pecado. Sin embargo, también muestra la gracia que, a pesar de todo, abre el camino hacia la intimidad con Dios.
El bhava samadhi (éxtasis consciente) del Ramakrishna y el hablar en lenguas comparten la similitud externa del gozo emocional, pero buscan cosas contrarias. Un monje hindú al describir el samadhi indicó que cuando lo alcanzaba «no había ningún Dios, excepto yo mismo».
Los creyentes cristianos tienen a «Cristo en ustedes, la esperanza de gloria» (Col. 1:27) mediante el Espíritu Santo. Además, Dios nos ha dado Su Palabra, las Escrituras, y porque Dios es divino, la Biblia no es solo un repertorio de información, sino un poder espiritual dinámico.
Todos los seres humanos estamos hechos a la «imagen de Dios» (Gén. 1:26-27). Llevar la imagen de Dios significa que estamos diseñados para reflejar a Dios y relacionarnos con Él.
Podemos definir la oración como una respuesta personal y comunicativa al conocimiento de Dios. Todos los seres humanos tienen a su alcance cierto conocimiento de Dios. Dios viene a nosotros primero; si no lo hiciera, nunca nos comunicaríamos con Él.
Cuanto más clara sea nuestra comprensión de quién es Dios, mejores serán nuestras oraciones. La oración instintiva es semejante a una bengala de emergencia en respuesta a un sentido general de la realidad de Dios. La oración como un don espiritual es una conversación personal y genuina como respuesta a la revelación verbal y específica de Dios.
La oración es continuar una conversación que Dios ha comenzado a través de Su Palabra y Su gracia, la que con el tiempo se convierte en un pleno encuentro con Él.
Cuando Job vio con mayor claridad quién era Dios, sus oraciones se hicieron más completas; pasó de la queja a la confesión, a la petición y a la alabanza. Al final, se abrió paso y pudo enfrentar cualquier cosa en la vida.
Jesucristo es la Palabra de Dios (Juan 1:1-14) porque no es posible una comunicación más completa, personal y hermosa de parte de Dios. Nosotros no podemos mirar directamente al sol con nuestros ojos.
Cuando miramos a Jesucristo como se nos muestra en la Escritura, estamos viendo la gloria de Dios a través del filtro de la naturaleza humana.
Un fragmento del libro La oración (B&H Español)
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