Por : Josue Barrios
«¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra»
En este salmo no vemos que la prueba que atravesaba el salmista se hubiese terminado cuando llegamos a estos versículos. Todavía hay sufrimiento en este lado de la eternidad y a veces veremos a los impíos prosperar. Pero ahora Dios es suficiente para este pecador redimido por gracia, y esto es lo importante para él. Cuando entiendes lo que tienes en Dios, comprendes que en realidad ya no tienes nada que envidiar al impío. Tienes mayores riquezas y alegrías eternas. El salmista estaba tentado a envidiar a los malos que prosperaban, pero ahora dice que lo único que desea es a Dios. Él es su máxima fortaleza. Estar cerca de Él es lo mejor. Él es bondadoso con nosotros y más valioso que cualquier otra cosa que tengamos en esta vida.
¿Puedes decir lo mismo que este salmista? Este salmo te enseña que lo que más necesitas en realidad no es que tu cuenta bancaria tenga más números a tu favor, o que tu matrimonio sea más feliz, o que la enfermedad se termine, por ejemplo. Todas esas cosas son buenas, pero lo que más necesitan nuestros corazones es Dios mismo.
¿Cómo podemos llegar a atesorar a Dios de esta manera? Los versículos anteriores en este salmo nos apuntan a la importancia de adorar a Dios en medio de toda circunstancia. No necesitamos esperar sentirnos bien para adorar a Dios. De hecho, necesitamos descubrir que adorar suele ser el camino para experimentar el gozo que tanto anhelamos. Nosotros solemos esperar a sentir para entonces adorar, pero este salmo muestra que adorar nos lleva a sentir.
Ahora, si el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento debía adorar corporativamente con cánticos en respuesta a la majestad de Dios y Sus hechos poderosos, ¿cuánto más nosotros, que conocemos de manera más gloriosa cuán grande es Su santidad, amor, y poder para salvarnos? Conocemos la historia del pesebre, la cruz, la tumba vacía, y el Salvador exaltado. ¡No faltan razones para adorar al Señor con nuestras vidas y cantos públicos junto a Su Iglesia! ¡Y tampoco faltan razones para adorar a solas!
Entender esto es lo que más necesitamos para soportar toda prueba y vivir con gozo en Dios. De hecho, el propósito mismo de las pruebas es que tú puedas experimentar más esta bondad. La prueba no tiene el fin de destruir tu fe, sino de fortalecerla y ejercitarla para que puedas crecer más, como vemos en este salmo. Es como un gimnasio para la fe: va a ser doloroso, pero saldrás de allí más fortalecido y gozoso en Dios si lo atesoras a Él.
Josue Barrios sirve como Coordinador Editorial en Coalición por el Evangelio. Ha contribuido en varios libros y es el autor de Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes sociales con sabiduría bíblica. Es periodista y cursa una maestría de estudios teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Vive con su esposa Arianny y su hijo Josías en Córdoba, Argentina, y sirve en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer, donde realiza una pasantía ministerial.
Extraído del libro Un año en los Salmos.
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