Por : Mateo Bixby
«Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca»
Como resultado de la pandemia, muchas escuelas alrededor del mundo han cerrado sus puertas. Aunque los niños disfrutan sus primeros días de vacaciones, pronto la cruda realidad de estar encerrados en la casa genera una tediosa monotonía que desespera a hijos y a padres por igual. ¿Qué hacer tantas horas con nuestros hijos? En vez de verlo como algo molesto, padres cristianos, debemos aprovechar esta maravillosa oportunidad para influir en la vida espiritual de nuestros hijos e inculcarles las verdades maravillosas de un Dios asombroso.
En el Salmo 78, el salmista Asaf siente una profunda preocupación por las generaciones venideras. Mira a su alrededor y observa que muchos hijos de Israel no adoran ni obedecen a Dios. Cuando considera el pasado, detecta que la tendencia de Israel ha sido a rebelarse contra Dios. Y no quiere que las generaciones venideras sean como sus antepasados: una generación obstinada y rebelde, fluctuantes, e infieles a Dios (v. 8) que se dieron a la fuga en el día de batalla (v. 9) e incumplieron el pacto (v. 10).
Asaf sugiere una receta para evitar que el patrón se repita. ¿Cuál es la solución? Contarles las maravillosas proezas de Dios (v. 4). Cuando un padre fascinado por la grandeza de Dios habla con sus hijos de las asombrosas obras de Dios, se contagiarán de su fascinación y esto los llevará a confiar en Dios, serle fiel y obedecer Sus mandamientos (v. 7). Los motivará a transmitir este conocimiento y corazón apasionado a sus propios hijos (v. 6).
Como Asaf, nosotros también notamos cómo no logramos transmitir nuestra fe a las siguientes generaciones. ¿Por qué sucede? Porque los padres no tenemos corazones maravillados con Dios. No hemos meditado profundamente en Sus asombrosas proezas. Asaf recuerda a Israel cómo Dios los sacó de Egipto (v. 12), partió el Mar Rojo (v. 13) y los protegió en el desierto (vv. 14-16). Nosotros también podemos recordar a nuestros hijos cómo Dios nos libró de la esclavitud del pecado por la persona de Cristo y nos trasladó a Su reino y provee todo lo que necesitamos.
Asaf destaca la paciencia y misericordia de Dios. A pesar de la rebeldía reiterada de Israel, Dios fue paciente con ellos, recordando que eran polvo y deteniendo Su ira una y otra vez (v. 38). Seguramente en estos días de estrés y monotonía, fallaremos. Pero tenemos un Dios paciente que nos perdonará cuando fallemos.
Asaf concluye el salmo destacando la solución que Dios había dado a la repetida desobediencia de Su pueblo: escogió un rey para pastorear expertamente a Su pueblo (vv. 70-72). David fue un gran rey que guio al pueblo a obedecer a Dios, pero incluso el gran David fracasó. Pecó. Y después murió. Por ello Dios envió al gran Hijo de David para que sea el Buen Pastor y transforme nuestros corazones rebeldes. En estos días, padres, hablemos mucho de las proezas que Dios hizo en Cristo. Contagiemos a nuestros hijos con Su grandeza. Entonces creerán en nuestro maravilloso Dios, lo alabarán y obedecerán.
Mateo Bixby nació y creció en España, de padres americanos misioneros. Estudió en Estados Unidos (está por terminar un doctorado). Lleva 15 años viviendo en Guadalupe, México, junto con su esposa Susana y sus tres hijos: Aarón, Ana y David. Es director de la Facultad de Teología en la Universidad Cristiana de las Américas y pastor fundador de la Iglesia Bautista la Gracia en Juárez, NL. Le encanta la predicación expositiva, la lectura, y el fútbol.
Extraído del libro Un año en los Salmos.
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